El patio del convento Regina, que con el Plan Turístico de Grandes Ciudades se convertirá en doble museo --de las Cuatro Culturas y Cofrade--, será visitable en primavera. Esos son los planes del Ayuntamiento, que quiere tenerlo listo para entonces con el objetivo de ofrecer visitas programadas. Esto no significa que en primavera quede abierto totalmente al público ni acabada del todo la restauración, a la que le queda más tiempo, ya que las obras, presupuestadas en 807.160 euros --619.960 para el museo de las Cuatro Culturas y 187.200 para el Cofrade--, tienen un plazo de nueve meses; y la musealización --250.000 euros--, de ocho más. El grueso de la obra se ejecutará este año y convento e iglesia serán totalmente visitables en el 2016.

Después de la limpieza,la consolidación

Tras las labores de limpieza que comenzaron en agosto, en estos momentos se llevan a cabo los trabajos de consolidación y retirada "de elementos que estaban en equilibrio inestable", según explica la arquitecta encargada del proyecto, Rosa Lara. En este sentido, señala que "había dos estructuras, un muro que estaba totalmente desplomado que hemos montado a mano, y otro muy peligroso, en las que hemos eliminado el riesgo y se van a consolidar". Se va a intentar "recuperar todas las arcadas que van cosiendo los muros y dándoles fuerza", añade. Uno de los problemas es que "hay mucho tapial, que es muy sensible". Además, señala que, como tras la desamortización el convento fue una casa de vecinos humilde en la que apenas se hicieron labores de mantenimiento, todo está muy deteriorado. Aunque aún queda mucho por hacer, la idea es que "en primavera del 2015 el patio sea visitable, que al menos cumpla con las condiciones de seguridad para que se pueda explicar el edificio, apreciar la riqueza de lo que queda del convento y visitar el claustro". Entonces, estará limpio, consolidado y listo para explicar lo ejecutado y lo pendiente.

Los restos, clasificados ala espera de colocación

Además de la limpieza y consolidación, durante este tiempo se ha estado trabajando en la clasificación de los restos arqueológicos que había entre los escombros, que están apartados en la iglesia del convento a la espera de su colocación. "No vamos a reconstruir totalmente el patio pero sí a volver a colocar los fustes y capiteles y se va a hacer un poco de restauración para que por lo menos se tenga una idea de cómo era", señala Lara, que añade que también están listos para su puesta en valor los canes labrados del forjado. La idea es convertir el patio en un jardín arqueológico con columnas, fustes y capiteles. Paralelamente, se va trabajando en la restauración de la fachada del convento.

Sorpresas en el patio yen la iglesia

La acumulación de vegetación, escombros y suciedad impedían ver aspectos que han aflorado. Uno de ellos es el pavimento de bolos del patio, en el que, una vez limpio, se apreciará su dibujo. En estos momentos se están descubriendo los pavimentos del claustro. Durante las tareas de limpieza de la fuente mudéjar ha aparecido el surtidor de piedra original. Pero no solo en el patio han surgido elementos desconocidos. También el suelo de la parte del coro de la iglesia, que destaca por su artesonado mudéjar, ha deparado sorpresas. Allí ha aparecido ladrillo labrado cuyo origen se investiga. Las primeras hipótesis son que está datado entre los siglos XVI y XVII. Durante los trabajos han aflorado más pinturas policromadas en las paredes.

Una vez concluida la consolidación, la siguiente fase será la dotación de infraestructuras, que empezará a final de mes. La última consistirá en el proyecto de adaptación del inmueble a doble museo, en el que se trabaja y cuyas obras tienen que licitarse. Ahí entra la construcción de un cuerpo a continuación del claustro sellando la medianera y reconstruyendo uno de los volúmenes del convento para instalar las escaleras de acceso a la segunda planta. La intervención contribuirá a perpetuar esta joya del siglo XV que estaba abandonada y que fue también fábrica de telas, almacén de tocino, cuartel y bodega.