El macrobotellón de Carnaval viene con resaca política. El teniente alcalde de Seguridad, Emilio Aumente, ha ordenado investigar los establecimientos que venden alcohol en la zona del casco donde se celebró el botellón el sábado de Carnaval, en el que se dieron cita miles de jóvenes, muchos de ellos menores de edad, y en el que se produjeron una veintena de intoxicaciones etílicas. El concejal socialista quiere saber qué locales disponen de licencia de actividad para la venta de alcohol y, una vez que tenga el informe, lo dirigirá a la Gerencia de Urbanismo para que dicte las órdenes oportunas. Esta inspección de licencias es solo una parte del estudio encargado por Aumente, ya que también ha pedido información de lo que hicieron los agentes durante el pasado fin de semana, donde coincidieron dos grandes eventos: el Carnaval y el Vía Crucis Magno. «El señor (José María) Bellido ha dicho que debo velar por el cumplimiento de las ordenanzas y así voy a hacerlo», indicó ayer con cierta ironía el responsable de la Policía Local, extrañado de que el portavoz popular no haya pedido su dimisión.

SIPLIB NIEGA QUE HUBIERA PLAN // El Sindicato Independiente de Policía Local y Bomberos (Siplib), por su parte, negó ayer que hubiera un plan especial para el Carnaval y sostiene que la dotación de agentes locales fue «la misma» que la del resto de fines de semana. «Solo hubo un refuerzo de cuatro policías que es el habitual de cualquier fin de semana», indica Miguel Martínez, secretario general del Siplib, quien añade que los agentes tuvieron que trabajar «en solitario» y contraviniendo las mínimas normas de seguridad. «Con el número de efectivos que había, demasiado bien fue la cosa, que se saldó sin ningún incidente», comenta. Para el Siplib es incomprensible que no se previera esta circunstancia, ya que el calendario festivo es el mismo todos los años, y afirma que todo esto es consecuencia de la falta de personal que tiene la plantilla. «Hemos perdido más de 50 efectivos en los últimos años y eso influye en este tipo de eventos, que deben reforzarse», añade el representante sindical.

El concejal de Seguridad, Emilio Aumente, por contra, afirma lo contrario: que hubo plan especial de tráfico y seguridad (que remite) y que al refuerzo de productividad (formado por cuatro agentes) hay que añadirle el de los fines de semana. En cualquier caso, el responsable de la Policía Local insiste en que el botellón fue «imprevisible» y que «por mucha policía que hubiera habido no se hubiera acabado con ese problema».

El Consejo del Movimiento Ciudadano (CMC), por su parte, exigió ayer al equipo de gobierno local que «ponga fin» a la «degradación» del casco histórico por la celebración de las «fiestas» y «eventos» en su entorno. El presidente del CMC, Juan Andrés de Gracia, afirmó en un comunicado que el «descontrol» ocurrido, aparte de «desvirtuar la fiesta», supone una «primera muestra de lo que nos puede esperar» en las próximas citas festivas y de masas. Así, el CMC pide atajar estas concentraciones que «degradan el casco histórico».