Menos mal que Miguel Moya Bersabé tiene un envidiable carácter y no pierde el humor. Si no, a cualquiera le hubiera afectado horas de miradas furibunda de conductores que ayer, llegando desde la avenida de Las Ollerías y dispuestos a acceder como toda la vida a Ronda del Marrubial, se encontraban con la barrera que afianzaba Miguel.

«La mañana va tranquila. Aún no me han insultado mucho... Ya veremos la que se lía con la salida de los colegios», decía con humor y cierta sorna el trabajador a media mañana. Al menos, una sabia decisión del Ayuntamiento, comenzar el corte del carril de Ronda del Marrubial a partir de las 10, y no a primera hora de la mañana, había evitado un más que previsible colapso al coincidir la entrada en los colegios, dando tiempo a que los conductores fueran familiarizándose con la situación que, no por muy anunciada, solo era conocida por una minoría de los que ayer circulaban por la zona.

En todo caso, y durante los próximos dos meses, el carril sentido Ollerías-avenida de Barcelona estará cortado por obras para construir un carril-bici. O como más rimbombantemente se le llama: «Primera fase de la reforma de Ronda del Marrubial»

Los temores a un caos a la hora de la salida de los colegios, a partir de las 14 horas, afortunadamente no se hicieron realidad, aunque el concejal Andrés Pino reconocía que la densidad del tráfico aumentó notablemente pese «a ser fluida», con complicaciones puntuales como la ocasionada por un alcance entre un turismo y una motocicleta, ya en la avenida de Agrupación Córdoba, que complicaría un punto más el tráfico. Y es que, no lo olvidemos, acceder a zonas de Levante y especialmente a San Lorenzo por El Alpargate es verse obligado a una gigantesca vuelta. Para hoy mismo, anuncia Pino, se reforzará la presencia policial, especialmente en horas puntas y en la glorieta de Carlos III, en donde la circulación se ha multiplicado.

En todo caso y ante la avalancha de obras que se están planificando para la ciudad, bien vale el ejemplo de lo ocurrido ayer en este cruce de La Fuensantilla para recordar que, en toda obra, este malestar vecinal y de los conductores acaba olvidándose, que la zona revaloriza su precio tras los trabajos y, sobre todo... que trabajadores como Miguel no tienen culpa de nada.