Gregorio Morán Aguayo ha encontrado en las inmediaciones de Medina Azahara, mientras buscaba espárragos, una cenefa de esta antigua ciudad palaciega. Se trata de un fragmento de 40 centímetros de largo, 10 de ancho y 5 de sección, de caliza de grano fino, con decoración vegetal (ataurique). La talla de la misma está realizada a cincel y de ella se deduce una mano experta de un artesano de la época de Abderramán III.

Puede tratarse de uno de esos fragmentos que quedaron esparcidos por el entorno de Medina Azahara, tras su destrucción como consecuencia de la fitna o bien pertenecer a una de las numerosas almunias que existieron entre Córdoba y Medina Azahara.

Comenta Gregorio Morán que "este tesoro no me pertenece ni a mí ni a Córdoba, sino a la humanidad". Este gesto es digno de reconocer, sobre todo cuando a lo largo de los siglos han sido muchos los expoliadores que han vendido, a través del mercado negro, miles de piezas de esta ciudad, que ahora pugna para convertirse en Patrimonio de la Humanidad, marchamo que otorga la Unesco todos los años a aquellos lugares únicos y singulares en el mundo.

Por tanto, cada pieza o elemento que se aporte a este conjunto es bienvenido. Por ello, Gregorio Morán hará la entrega a la Consejería de Cultura de esta pieza, de la que dice que "me quema en las manos", y asegura que está muy nervioso porque sabe lo que significa. Su situación económica no pasa por el mejor momento, como el de muchos autónomos del arte y la creatividad, pero su conciencia no le permite hacerse cargo de esta pieza, por lo que quiere que vuelva al lugar que le pertenece.

Incluso contactos que tiene en Londres le han ofrecido un bonito dinero, que le quitaría muchas cargas, pero no puede.

Recuerda que la pieza estaba semienterrada. Le sorprendió en primera instancia por sus cantos pulidos y al desenterrarla la cogió y la guardó en su mochila para proceder a retirarle, luego en su casa, la tierra que la cubría. Morán quiere poner también su granito de arena en la consecución del título de Patrimonio de la Humanidad de este yacimiento, construido por Abderramán III entre los años 936 y 976, que aglutinó en su conjunto las labores administrativas y residenciales del Califato a los pies de Sierra Morena. Para ello, está dispuesto, tal como establece la normativa vigente, a entregarla a la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, así como acogerse, según el artículo 50.5 de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía, al derecho de recibir en concepto de premio en metálico, la mitad del valor que en tasación legal se le atribuya, la cual se realizará de conformidad con lo establecido por el artículo 80 de la Ley de Expropiación Forzosa, distribuyéndose entre la propiedad de la finca donde fue encontrada la pieza y su hallador en partes iguales.