La Constitución de 1978 «retoma la estructura plural» de España y se reconoce «compuesta de pueblos» después de más de dos siglos sometida a un régimen centralista tras el advenimiento de los borbones en el XVIII. Sobre este argumento giró ayer la conferencia del catedrático de Historia del Derecho de la Universidad del País Vasco, Jon Arrieta, en el marco de las jornadas sobre El laberinto catalán organizadas por la Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos de la UCO.

Arrieta construyó su conferencia De la Monarquía compuesta al Estado de las autonomías sobre dos ejes que atraviesan la historia peninsular: el binomio común-propio y unidad-pluralidad.

El profesor de la Universidad del País Vasco subrayó como elemento clave la apertura de la Corona de Aragón hacia el Mediterráneo y la construcción de una estructura administrativa compuesta de diversos pueblos y lenguas. Ese fue el modelo que tomó posteriormente Carlos V, según Arrieta, para administrar su monarquía hispánica por medio de consejos y secretarios e integrada por un vasto imperio en Europa, Castilla, América y el Mediterráneo.

Jon Arrieta se adentró en la Guerra de Sucesión y el «momento culminante» del 11 de septiembre de 1714 cuando las tropas de Felipe V conquistan Barcelona y vencen al archiduque Carlos. En su opinión, la victoria borbónica representó la uniformidad y la sustitución de los derechos de Aragón «en parte», aunque reconoció que los decretos de Nueva Planta fueron «muy perjudiciales para ambos bandos».

«Con las Cortes de Cádiz y la pérdida de América, España toma la línea centralista y unitaria» y el «estilo castellano» se impone debido a la concentración del dominio español en la península. La Constitución de 1978 representó la superación de esa larga tradición uniformadora, argumentó Arrieta.

Finalmente, el catedrático aseguró estar convencido de que el independentismo está «por definición condenado a tomar un camino sin salida» y reflexionó sobre la conveniencia de «perder el miedo» al concepto nación.

Las jornadas han sido presentadas por el director de la Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos, Manuel Torres, que explicó el sentido de su oportunidad ante el grave conflicto desatado y advirtió de que es conveniente «andar con cautela para no cometer los errores del pasado».