El cordobés Antonio Escribano Zafra, hijo, hermano y padre de médicos, está a punto de cumplir los 65 años y ni por la cabeza se le pasa la jubilación porque disfruta con su profesión. Hubo un tiempo en el que ejerció en la sanidad pública cordobesa, fue director e impulsor de los primeros centros de salud y posee plaza en excedencia en el hospital Reina Sofía. Fue hasta presidente de la asamblea provincial de Cruz Roja y guitarra solista de un grupo pop en su juventud.

Pero decidió centrarse en el tema de la nutrición y su relación con el deporte. Por eso, ha estado viviendo durante muchos años a caballo entre Córdoba, Sevilla o Londres, sobre todo cuando se hizo famoso por las papillas que los jugadores del Sevilla FC tomaban, coincidiendo con una época gloriosa del equipo hispalense que le llevó a conquistar seis títulos. Escribano ha dejado de ejercer como profesor de la Universidad de Sevilla pero sigue pasando consulta privada en esta ciudad, adonde han acudido bastantes famosos que quieren lucir figura sin perder salud.

No ha abandonado las aulas del todo ya que pronto va a convertirse en docente colaborador de la Universidad de Navarra. Ahora, desde Madrid, está volcado en la vigilancia de la correcta nutrición de los deportistas de todas las categorías de las selecciones de la Federación Española de Baloncesto y de la Real Federación Española de Fútbol. Además, ha publicado el libro Aprende a comer y a controlar tu peso .

--Usted estudió gracias a becas.

--Sí, porque mi padre, aunque era médico, murió teniendo yo 20 años y éramos siete hermanos. La carrera la hice en Sevilla, porque en Córdoba aún no había facultad. Obtuve 22 matrículas de honor, lo que me permitió recibir una beca que se otorgaba al mejor expediente nacional. Cuando me licencié empecé a trabajar en la Facultad de Medicina de Córdoba, impartiendo Fisiología, y también en la sanidad pública, hasta que tuve que decantarme solo por la docencia a finales de los 80. En la Universidad de Sevilla he ejercido como profesor de Fisiología del Deporte. Hay pocos médicos que tengan las dos especialidades (Endocrinología y Nutrición, más Medicina de la Educación Física y el Deporte).

--En la temporada 2003/2004 se incorporó como asesor médico del Sevilla FC.

--Sí. Y el equipo vivió unos años de leyenda. Cuando me vinculé al Sevilla ningún equipo se preocupaba de la nutrición. Fue una idea del entonces entrenador Joaquín Caparrós y de Juan Rivas, director de los servicios médicos. Les preparábamos a los jugadores unas papillas a base de productos naturales, como trigo y frutas, que tomaban en los descansos y al final de los partidos. He sido asesor nutricional de media Liga de fútbol española, en el Atlético de Madrid, Numancia, Murcia, Zaragoza, Real Madrid o en el club londinense Tottenham (cuando en el banquillo de estos dos últimos equipos estuvo Juande Ramos).

--¿Aficionado del Sevilla FC o del Córdoba CF?

--He estudiado en Sevilla, trabajado y vivido allí muchos años. Fui socio infantil del Córdoba CF, cuando el equipo estaba en Primera con Benegas y Mingorance. Pero como he trabajado en tantos equipos llevo un poco de todos en el corazón. Siempre quiero que gane el Córdoba CF, pero tengo amigos en todos los equipos (Adriano o Alves del Barcelona; Sergio Ramos, del Real Madrid, y así hasta más de cien futbolistas).

--¿Cuál es su cometido como asesor médico y nutricional de las selecciones nacionales de baloncesto y de fútbol?

--Llevo diez años asesorando a todas las categorías masculinas y femeninas de las selecciones de baloncesto y hace casi cinco años a la de fútbol, incluyendo a los árbitros de Primera División, Segunda y Segunda B. Los árbitros son auténticos atletas. Además, imparto charlas que organizan la FIFA y la UEFA. También estoy en la comisión de nutrición y hábitos saludables del Comité Olímpico Español.

--Por otro lado, es usted responsable de que los menús de los hoteles Barceló de toda Europa sean más saludables.

--Colaboro con esta cadena hotelera en la realización del programa Gourmet saludable , que consiste en combinar platos tradicionales con otros más nuevos, pero siempre bajo la condición de que sean nutritivos y reducidos en calorías. Es un laboratorio gastronómico que une ciencias médicas con gastronomía. Por ejemplo, que un postre, en lugar de tener 600 calorías, no pase de las 150. También estoy investigando un proyecto que mejore el rendimiento intelectual a través de la comida, un Gourmet plain brain .

--¿Y cómo vio la necesidad de unir nutrición y deporte?

--Hoy se venden novedades en medicina deportiva que a finales de los 80 ya se hacían en la Facultad de Medicina de Córdoba, donde yo ejercía junto a los profesores José Luis Lancho y Francisco José Berral. Trabajábamos con ciclistas, futbolistas, atletas. La Universidad de Córdoba dejó pasar aquellas iniciativas vanguardistas. Después me trasladé a Sevilla y me llevé esa experiencia en la asignatura de Fisiología del Deporte. Córdoba pudo ser un núcleo básico en el desarrollo de la medicina deportiva, del título propio de Ciencias Morfofuncionales del Deporte. Los profesores Lancho, dedicado a la Anatomía, y Berral, en la composición corporal, fueron unos adelantados de su tiempo.

--Sigue una vida sana, pero ¿duerme con tanto trabajo?

--Me levanto muy temprano, porque el tiempo es dinero, o se gasta o se pierde. Y lo gasto muy poco, he procurado no perderlo, sino invertirlo. Solo trasnocho el día que me toca colaborar con el programa El Larguero de la cadena Ser. El AVE me permite estar mucho en Córdoba. No bebo, no fumo e intento con el paso de los años cada vez comer menos.

--¿En qué se está equivocando la sociedad cordobesa, para ser la más obesa de Andalucía?

--Los humanos comemos por instinto, pero hay demasiada oferta alimentaria, por lo que se impone una regulación. Más de 200 días al año se producen excesos y no hay margen para recuperarse. Por otro lado, muchos productos que consumen niños incluyen saborizantes, sustancias muy adictivas que les quitan las ganas de comer fruta o verdura. A esto se une el sedentarismo.

--Su último libro trata de corregir esta negativa situación.

--Sí. Es un manual de instrucciones de cómo vivir en relación con la alimentación. La correcta alimentación se basa en cuatro pilares: lo que se elige para comer, la cantidad; los hábitos (comer despacio, a su hora) y la actividad física.

--¿Cómo se fríe sin aceite?

--La fritura no es negativa, pero engorda más. Si las croquetas o incluso el flamenquín cordobés se preparan en un horno de convección saben casi igual y tienen tres veces menos calorías. Yo utilizo mucho un pincel para dar una fina capa de aceite de oliva y no empapar el plato de aceite. Hay alimentos que deberían venderse en joyerías y entre esos indispensables están la fruta, verdura, frutos secos, aceite de oliva y agua. El aceite de oliva es una mina de oro que tenemos en Córdoba y que debe estar presente en la dieta a diario y en todas las comidas, pero en una cantidad moderada por sus calorías.

--Usted utiliza el impendanciómetro. ¿Qué es?

--Una máquina para medir la composición corporal, lo que tiene una persona de hueso, grasa, músculo. Se usa mucho en el fútbol para estudiar las compensaciones de una parte del cuerpo con otra. También analizamos el consumo de oxígeno para conocer el metabolismo y las calorías que gasta cada persona. Pero esto ya lo hacíamos a finales de los 80 en la Facultad de Medicina de Córdoba.

--¿Nuestras selecciones absolutas de fútbol y baloncesto volverán a ganar títulos?

--Se trabaja mucho en ello generando nuevos equipos. En fútbol, las selecciones femeninas han quedado subcampeonas sub-17 y sub-19 y es la primera vez que la absoluta va a jugar un mundial de fútbol. Desde hace unos meses estamos preparando ese mundial, supervisando la alimentación de cada jugadora para que lleguen en la mejor forma posible. Trabajamos ya para el mundial de Rusia de la selección masculina, pero también en el de Qatar del 2022, instaurando hábitos en los que tienen 17 o 18 años.

--Además en España tenemos los mejores alimentos.

--La materia prima que llevamos a los campeonatos se prevé con tiempo, según el país. Transportamos aceite, entre otros productos. No podemos permitir que los jugadores coman platos cocinados con grasas perjudiciales.

--¿Y los jugadores ponen pegas?

--Cuando empecé era muy difícil que los futbolistas entendieran la importancia de la relación entre alimentación y deporte. Sin embargo, hoy representantes deportivos están pendientes de que sus futbolistas tengan unas pautas de alimentación adecuadas y los chavales de las canteras nos lo demandan. Ha habido futbolistas emblemáticos que se cuidan mucho como el portero Andrés Palop, que se ha retirado porque ha querido con 40 años; el también portero César o Pablo Alfaro. Y en activo como Sergio Ramos. Saben que comer bien forma parte de su éxito. Y esto también ha calado en los entrenadores, incluido Vicente del Bosque. Y en baloncesto igual.

--Por su trabajo se ve obligado a comer mucho fuera de casa, ¿pero cómo logra que sea sano?

--Comas en casa o fuera las cantidades y la forma de preparar el plato lo decides tú. En un restaurante se puede pedir que no te aliñen la ensalada, que no le echen sal al pescado. Y no hay que comerse todo el plato, ni beber alcohol. Yo no aconsejo una copa de vino al día. Por otro lado, colaboro con Hostecor que está desarrollando líneas de alimentación saludable y la halal , que significa sano y saludable.

--Su nombre también aparece ligado a la película Gordos , que fue premiada en los Goya.

--Sí. Conseguí que el protagonista del filme, Antonio de la Torre, engordara de forma sana 35 kilos y que luego los perdiera.

--¿Le queda alguna aspiración?

--Lo único que le pido a Dios es que me dé salud. Dios centra a todas las personas a lo largo de la vida unos buenos balones para que rematen y yo he aprovechado todos los balones.