La alcaldesa, Isabel Ambrosio, hizo ayer balance en el ecuador de su mandato con la promesa de concluir los proyectos que están pendientes en la ciudad, «los que escuchamos una y otra vez pero que no acaban de ver definitivamente la luz», y fijándose seis retos para que «Córdoba funcione cada día un poco mejor». El grupo municipal socialista eligió el Palacio de Viana para presentar sus «retos y logros» en estos dos primeros años de mandato, en un acto al que asistieron más de trescientas personas, pero no sus socios de gobierno, a los que tampoco se les mencionó en los discursos. En su intervención, Ambrosio repasó las líneas fuerza del que ha sido hasta ahora su discurso político (un gobierno «centrado en las personas», sobre todo en las que peor lo están pasando, y un gobierno del «cambio sensato») y ondeó la bandera del consenso y la participación ciudadana: «El diálogo ha sido, es y será, la bandera de este gobierno», afirmó ante el numeroso grupo de personas que asistieron al acto. También mencionó algunas de las medidas puestas en marcha para el impulso del emprendimiento, con la apertura del Open Future; o las de calado más social, como la garantía de los suministros básicos. Y anunció novedades como que el Ayuntamiento se compromete a instalar aparatos de climatización en aquellos colegios que no dispongan de ellos, con cargo a los 15 millones de euros de los Fondos Edusi. Ambrosio negó una de las principales críticas de la oposición, sobre todo del PP, de que el gobierno quiere acabar con los proyectos del mandato anterior. Así, citó los ejemplos del Centro de Convenciones, el cercanías o el clúster halal, del que anunció que comenzará a funcionar el día 22.

Entre los proyectos que se comprometió a concluir (aunque algunos no son estrictamente de competencia municipal) están el Palacio de Congresos, el Centro de Convenciones, el aeropuerto, Caballerizas y Alcázar, museo de Bellas Artes, la conexión de la carretera de Palma con la del aeropuerto, Rabanales 21, Ronda del Marrubial, el Pabellón de la Juventud, la Escuela de Magisterio y el Parque de Levante.

En el apartado de reclamaciones destacó dos: que el Gobierno acabe con las limitaciones a la contratación de personal y gasto público en los ayuntamientos, y que la Mezquita-Catedral «vuelva a ser de todos los cordobeses» con una gestión compartida y el mantenimiento del culto católico.

Por otro lado, Ambrosio se fijó seis retos en los que trabajará durante los dos años que restan de mandato y que pasan por que la administración y la economía funcionen mejor; situar a Córdoba en el lugar que le corresponde (profundizando en el eje estratégico con Sevilla, Granada y Málaga); hacer de Córdoba una ciudad mejor para vivir (con mejoras urbanísticas y del transporte público, dotar, siempre en amparo de la legalidad, de suministros básicos las parcelas y mejorar la comunicación con la periferia a través del cercanías); acabar, como se ha dicho, los proyectos iniciados, y conseguir que Córdoba sea la ciudad de la igualdad de oportunidades y «una ciudad feminista». En último lugar, expresó el que, dijo, es su mayor empeño desde que está al frente de la Corporación municipal «ser la alcaldesa de todos, por encima de las legítimas diferencias».