"Hoy la familia militar está de luto". "Dolorosa despedida de un gran hermano, nunca te olvidaremos. Descansa en paz mi cabo". "Cuida desde donde estés a todos los compañeros que están desplegados en misiones fuera de España". "Una gran pérdida para nuestro ejército, para la Brimz X, y para todos sus compañeros, era una excelente persona. Hoy España está de luto por ti, compañero". "Soy madre de uno de los que están allí y lo estoy pasando muy mal. Muchos besos a los familiares". Centenares de condolencias como éstas han sido escritas en el muro de la página no oficial de Facebook de la Brigada Guzmán el Bueno X, a la que se puede acceder a través de la web de CORDOBA. Saber que un militar puede morir en una misión no resta ni un ápice al dolor que sufren hoy los compañeros del fallecido y sus familias, que esperan, contando los días, el regreso de sus seres queridos. Por no hablar de los 550 militares que, a las órdenes del general Antonio Ruiz Olmos, tratan de superar una noticia que lógicamente los ha dejado tocados allá en Líbano.

El cabo Francisco Javier Soria deja viuda, Laura, que hoy salía de cuentas y que ayer destrozada recibía en Córdoba, la ciudad donde vivían en el Sector Sur, el cuerpo sin vida de su marido. A Francisco Soria, su padre, y Margarita Toledo, su madre, que relató a Canal Sur que en la última conversación que mantuvo con su hijo le confesó que "echaba de menos las pataditas de su hija" y que "cuando él llegara tendría ya cuatro meses". La madre también reconoció que aunque nunca le gustó que fuese militar "él era feliz". Quizá eso, que era feliz con su profesión, sea lo mucho o lo poco a lo que sus amigos puedan aferrarse en estos duros momentos. Ayer, algunos de sus compañeros de la brigada portaron con solemnidad el féretro a su llegada al aeropuerto cordobés, mientras sonaban unos tristes acordes en la fría tarde. Minutos después de hacerlo, rompían a llorar desconsolados al abrazar a los dos militares que viajaron junto el fallecido desde Beirut hasta España. Apenas fueron capaces de intercambiar algunas palabras con ellos.

El lema de la Brigada Guzmán el Bueno reza: "Sed fuertes en la guerra". Y eso, quizá, sea otra certeza a la que aferrarse. Hasta hoy han muerto 11 militares de esta brigada en acto de servicio: Antonio Martín-Palomino, 1987, en Chinchilla (Albacete); José Castro, 1992, en Ronda; José Abelardo Manzaneque, 1993, en Cerro Muriano; Alberto García y José Manuel Arquimbau, 1994, en San Gregorio (Zaragoza); Antonio Montalbán, 1996, en Cerro Muriano; Miguel Angel Ayllón, 1996, en el atentado de ETA; José Bernardo Domínguez, 1998, en San Gregorio; Juan Cepedello y Enrique de la Rosa, 2001, en la fase de concentración para la misión en Bosnia; y Antonio Jesús Bonilla, 2007, en Kosovo. A esta lista se sumó el miércoles Francisco Javier Soria, que desde hoy descansará en Málaga, la tierra que lo vio nacer hace 36 años.