El obispo de Bangassou, el cordobés Juan José Aguirre, se ha puesto en contacto con sus familiares para comunicarles que «·está tranquilo», «rezando» y «haciendo todo lo que puedo» por atender a los cerca de 2.000 refugiados musulmanes que tiene resguardados en la Catedral de Bangassou, en el Seminario Menor y en su propio domicilio, tras el ataque que el pasado fin de semana perpetraron los anti-Balaka (terroristas que actúan contra los musulmanes) en el barrio de Tokoyo, arrasando esa zona de la República Centroafricana. Aguirre expuso a su hermano Miguel, director de la Fundación Bangassou, que «seguimos» con las conversaciones «para que los anti-Balaka se vayan de Bangassou y todos los huidos puedan volver a sus casas o lo que quede de ellas». Además, está empezando a llegar ayuda humanitaria y para hoy se esperan a oenegés que se ocuparán también de estas personas». Aguirre se vio envuelto el pasado domingo en un tiroteo del que salió ileso cuando se colocó como escudo humano para intentar salvar a numerosas personas, suceso en el que fue asesinado el imán de la Mezquita de Bangassou por el disparo de un fracontirador.