La fase de semifinales permite ver a grandes agrupaciones que dan el máximo de sus posibilidades para saborear la magia de la gran final. Este juego al límite en el que no se regala nada permite al público escuchar coplas de gran calidad y repertorios que a más de uno le pueden poner el vello de punta.

Así se pudo comprobar en la segunda semifinal, en la que la mayoría de comparsas y chirigotas demostraron que quieren continuar en el concurso un pase más. El telón lo alzó la comparsa marbellí del Vera La perla dorada. Estos vendimiadores recordaron el cuidado que merecen la tierra y sus cultivos ante los numerosos incendios que asolan España cada verano. Tras la actuación de esta trabajada comparsa llegó un momento emotivo con el homenaje al malogrado componente del grupo de Fernando Abad Manuel González Mesa.

La función prosiguió con la chirigota que ganó en el 2017, Relájate campeón. Estos masajistas orientales dieron un toque cordobesista a su clínica con cuadros de Jesús León, Luis Oliver y el flamante fichaje Reyes. Su repertorio también hizo reír al respetable, que ocupó tres cuartas partes del aforo del Góngora. Y del primer premio de chirigotas se pasó al primero de comparsas. La agrupación de Javi Lonene La pasarela interpretó dos pasodobles con tono poético sobre Andalucía y la problemática catalana.

Desde Fuente Palmera, los jubilados de Los gamberros del takataka mostraron su repulsa al aumento de la edad de jubilación y al precario mercado laboral. Ante esta desavenencia, «a mis nietos les digo que disfruten de las cosas de verdad pues, cuando no te das cuenta, te llega el final». Antes de que comenzase la segunda mitad de la función, la Asociación Carnavalesca entregó las Caretas de oro (puede ver el nombre de los homenajeados y más información del concurso en nuestra web diariocordoba.com).

La segunda parte de la función comenzó con la comparsa de Rafa González Los incondicionales, que tuvieron dos pasodobles de mucha sensibilidad vinculados a la sanidad. A esta agrupación le siguieron los curas modernos de Menudo es mi padre. Esta chirigota cañetera reivindicó el papel de los misioneros en el Tercer Mundo frente a los cardenales del Vaticano «que desde sus altares de oro se ríen en vuestra cara». Su tanda de cuplés y el popurrí pusieron en pie al público.

La penúltima actuación de la noche fue de la comparsa La clandestina, que reivindicó el sacrificio que supone sacar una agrupación cada año y a aquellos que deben emigrar por un futuro mejor. La función concluyó con la chirigota de Sevilla Los que te comen la oreja.