«El final del verano llegó y tu partirás...», como decía el Dúo Dinámico la época estival se acaba, y con ello llega la despedida del grupo de niños saharauis que durante julio y agosto han estado en la provincia de Córdoba, acogidos por familias de distintos municipios. Este grupo de alrededor de 160 chicos entre 8 y 12 años, ha realizado diversas actividades como excursiones, días de piscina o viajes programados por las propias familias de acogida a diferentes puntos de la geografía española. Ayer, El Arenal fue testigo de una multitud de despedidas, en las que se apreciaban sonrisas por la alegría de haber sido felices, pero también la tristeza de tener que decir adiós a personas que las han acogido durante los dos últimos meses.

Esta iniciativa persigue tres objetivos principales. En primer lugar trata de mejorar la salud de los niños, realizando reconociemientos médicos y, si fuera necesario, realizando intervenciones quirúrgicas. Este año, serán dos los pequeños que no se marcharán aún a su zona de procedencia ya que necesitan algún tiempo más de recuperación.

Por otro lado, se busca que se compartan las diferentes culturas, tanto por parte de los niños cordobeses, como por parte de los niños saharauis y que puedan conocer diferentes formas de vida. Por último, dan importancia al aspecto político, ya que estos chicos son pequeños embajadores de los campamentos de Tinduf, en Argelia. «A través de ellos, la opinión pública es conocedora de su situación y sabe que el Sahara fue provincia española, que se abandonó en el año 1975», ha dicho Antonio Palma, responsable de Vacaciones en Paz, programa que promueve esta iniciativa.

Baldomero y su mujer llevan acogiendo a Naza durante tres años. «La experiencia es muy bonita y gratificante, ella se adapta a nuestro ritmo de vida y hace los mismo tipos de actividades que hacemos nosotros. Nos gusta mucho el folclore y nos ha acompañado a diferentes festivales, nacionales e internacionales. También ha bailado en algunos certámenes, en el grupo de niños y de adultos. Nos ha enseñado a no preocuparnos de las cosas sin importancia», declara el matrimonio. La pequeña asegura «haber disfrutado mucho, sobre todo de la piscina y la playa».