No tiene sentido todo esto», es «una barbaridad». Así, negando todos los extremos, se defendió ayer en el juicio el hombre acusado de abusar sexualmente de sus dos hijastros cuando estos tenían entre 8 y 10 años. Los dos hermanos, sin embargo, ratificaron ante el tribunal en la Audiencia Provincial que se trataba de hechos «sistemáticos».

Según el relato de los dos -hoy ya mayores de edad-, el padrastro les bajaba los pantalones para burlarse del tamaño de sus órganos sexuales y, en una ocasión, les dijo que si querían que les levantara un castigo «tenían que metérsela el uno al otro», de manera que se subieron desnudos en una mesa e hicieron lo que el padrastro les indicaba, aunque no llegó a haber penetración. Uno de ellos sostuvo que les restregaba por sus genitales zanahorias o pepinos, y el otro afirmó que le hizo introducirse en el ano un bastoncillo mojado en aceite.

Según declararon ambos, la relación con la pareja de su madre era «horrorosa» y «por cualquier motivo» los castigaba sin salir de la habitación durante meses. Los episodios sexuales, con los que se sentían «humillados», los entendían como «juegos» y no los veían «tan graves» dada la edad que tenían. Incluso la madre «los presenciaba y pasaba del tema», aunque ellos tenían «miedo» porque el hombre a veces los amenazaba. Tras años sin contar lo que les ocurría, finalmente lo hicieron cuando el padrastro los denunció por agredir a uno de sus hermanastros y fueron ingresados en un centro de reforma.

De su lado, el acusado reconoció que la relación se tornó «tormentosa» con los hijastros porque no se llevaban bien con sus dos hijos, a los que «pegaban». Así, se veía obligado a ponerle castigos «efímeros», pero aseguró que «nunca» les puso una mano encima. Respecto a las conductas sexuales denunciadas por sus hijastros insistió en varias ocasiones en que «no tiene sentido» nada, que «es una barbaridad» y que nunca abusó de ellos. «Tengo hijos y esto no puedo hacérselo a otra persona», concluyó.

En su escrito inicial, el ministerio fiscal pidió para el hombre penas que suman 31 años de prisión por cuatro delitos de abuso sexual, uno de ellos continuado, además de 57 años de alejamiento de los dos chicos.