La carretera Nacional 432, que une Badajoz y Granada, fue escenario esta semana de un accidente de tráfico que se cobró la vida de dos jóvenes en el término de Nueva Carteya, entre Castro del Río y Baena. Como ocurre cada vez que hay un siniestro en una carretera que necesita un arreglo, el accidente ha reactivado una reivindicación que tiene ya tras de sí más de dos décadas de historia. En ese tiempo ha habido cortes de carretera y han nacido plataformas para defender la necesidad de una vía rápida, aunque, de momento, las peticiones han caído en saco roto. Pasaba muy a menudo con la Nacional 331, que une Córdoba y Málaga, cuando aún no existía la autovía A-45. Cada vez que la N-331 se teñía de sangre, surgían voces reclamando la construcción de la autovía culminada a principios de la crisis. La A-81, denominación con la que se bautizó la futura autovía, es también una demanda que revive con más fuerza cuando ocurren estas desgracias, aunque en el fondo siempre está ahí, a la espera de ser una realidad.

Primeras reacciones

El día en que se produjo el accidente surgieron las primeras reacciones. En una junta de portavoces extraordinaria en la que el alcalde de Castro, José Luis Caravaca, informaba de que la noticia que tiene es que los próximos Presupuestos estatales contemplarán una partida para arreglar la carretera, los concejales decidieron trasladar al Congreso la demanda del desdoblamiento. Además, el alcalde se comprometió a abrir una ronda de contactos con los afectados para emprender acciones conjuntas.

No es la primera vez que la N-432 logra unir a alcaldes y presidentes de diputaciones de los municipios afectados para exigir al Gobierno central que mueva ficha y despierte el proyecto del sueño que duerme desde hace diez años, dotándolo de cantidades significativas como las plasmadas por primera vez en las cuentas del 2004. A lo largo de toda la crisis, la conversión de la N-432 en autovía solo ha recibido en las cuentas estatales cantidades testimoniales de entre 100.000 y 300.000 euros, con las que se ha hecho poco o nada. Desde que se inició esta demanda, ha habido reuniones a distintos niveles, que tras la crisis se retomaron con fuerza en enero del 2017, cuando los presidentes de las diputaciones de Córdoba, Jaén, Granada y Badajoz crearon una mesa de trabajo para reclamar la autovía. Al manifiesto que suscribieron se adhirieron 31 municipios, CECO, CCOO y UGT.

Situación actual

Pocas novedades ha habido desde enero, cuando este periódico daba cuenta del año transcurrido desde la creación de aquella mesa, y ahora. Fuentes del Ministerio de Fomento han explicado esta semana a este periódico que la futura autovía que unirá Badajoz con Granada, «a fecha de hoy, está en fase de estudio informativo». Las mismas fuentes indican que «hay que tener en cuenta que la carretera GR-43 -Granada- se integrará en la A-81» y que esa vía «está dividida en dos tramos», el de «Pinos Puente-Atarfe, que actualmente está en obras, y Atarfe-Granada, que está en proyecto». Esto significa que esos tramos serán los prioritarios. En otra respuesta anterior de Fomento a CÓRDOBA, este indicaba que la intención del Gobierno es priorizar el tramo Córdoba-Granada con un estudio informativo que contemple la posibilidad de habilitar una calzada con similares características a una autovía pero con carril en cada sentido para desdoblarla en un futuro. La idea transmitida es plantear un nuevo trazado enfocado como autovía circunvalando Santa Cruz, Espejo y Castro del Río.

El año pasado, a través de una respuesta del Gobierno central al diputado socialista Antonio Hurtado, se supo que los trámites realizados hasta ahora en relación con la futura autovía debían empezar de cero al haber caducado los estudios informativos de sus dos tramos y los procedimientos de impacto ambiental. El tiempo transcurrido ha pasado factura. La intención de Fomento era llevar a cabo actuaciones que mejoren la carretera a la vez que se reactiva la redacción de los estudios.

Pasado y presente

Las reivindicaciones de esta autovía se remontan a los noventa, años en los que se reclamaba también la A-45, que corrió mejor suerte. A pesar de ello, el Gobierno descartó su ejecución en el 2002 por su escasa densidad de tráfico. Dos años después, el proyecto recobró protagonismo apareciendo en los Presupuestos Generales del Estado con 67,2 millones para darle un importante impulso. Sin embargo, ahí se quedó, sin avanzar mucho más allá del papel. Su alto coste, más de 2.000 millones para más de 400 kilómetros, hacían muy difícil ejecutar esta infraestructura en tiempos de crisis. En diciembre del 2007, en la Subdelegación del Gobierno se presentaba el estudio informativo del tramo entre Espiel y Granada. Fue el último acto público en relación a esta autovía en Córdoba. Después, en el 2008, entró en exposición pública el tramo de Badajoz a Espiel, proceso que repitió en el 2010. El plan de infraestructuras estatal contempló la A-81 en un principio con un horizonte de ejecución que acaba en el 2020, que después, en el documento vigente ahora, situó en el 2024.

Ahora que hay indicios de que lo peor de la crisis ha pasado, se abre otra etapa con nuevas reivindicaciones, aunque las perspectivas de contar en un futuro próximo con esta autovía entre Badajoz y Granada son, por ahora, escasas.