En torno a 3.120 opositores inscritos en Córdoba, de los 3.799 que formalizaron la matrícula, acudieron ayer a Rabanales para efectuar la primera prueba de las oposiciones a profesores de la Consejería de Educación para Secundaria, FP y Enseñanzas de Régimen Especial, para las que hay este año 5.404 plazas.

Fuentes de la organización de la prueba confirmaron ayer a este periódico que la participación real fue altísima (el 82% de los inscritos se personaron en el preceptivo acto de presentación, la mañana del sábado, y casi todos efectuaron ayer la primera de las pruebas de la oposición), una participación real que no se encuentra en otro tipo de oposiciones. Sin ir más lejos, y solo por poner un ejemplo aunque hay numerosas circunstancias que lo explican, en las recientes oposiciones a enfermeros de Salud solo se presentó al examen en Córdoba en torno a la mitad de los inscritos.

Sin embargo, «estas oposiciones tienen un carácter muy especial. Quien se matricula tiene claro que va a estudiar... y va a estudiar mucho», recordaba ayer Rafael Rodríguez Luján, jefe de servicio de Gestión y Recursos Humanos, que también hizo de coordinador con la prensa. De hecho, la organización de la prueba contó este año con 250 responsables que no dejaron nada al azar (carteles, indicaciones directas a los opositores, cierre de paso a personas no autorizadas...) y, por supuesto, la inviolabilidad y confidencialidad de los exámenes con una empresa de seguridad al efecto para custodiar las pruebas hasta su entrega y después de ser contestadas por el opositor. Se notó así tanto la experiencia de años de organizar pruebas de este tipo (como los servicios extras de trenes de cercanías programados) y la falta de incidentes destacables, por ejemplo, sin registrarse las típicas lipotimias entre los aspirantes por el calor, los nervios y la falta de sueño. «La verdad... estamos como una rosa», sentenciaba en la sala de coordinación de la prueba una de las responsables, aliviada por la falta de contratiempos.

Ello no impidió, como es lógico, problemas puntuales, como las colas en los lavabos o la cafetería antes de la prueba o la de los ansiosos familiares de los opositores que esperaron, compartiendo la escasa sombra, la salida del opositor al que acompañaban. «Dormir, ha dormido poco. Lleva estudiando dos años y ha aprovechado esta pasada noche hasta las 3 de la madrugada», explicaba frente a la entrada del Aulario Averroes Juani, madre de la opositora en Filología Jenifer.

Se trataba de una escena más de nervios que, para los afortunados, no ha terminado. Al contrario, tendrá su continuación del 4 al 6 de julio, cuando de los 3.120 supervivientes de la oposición en Córdoba queden muchos menos para la segunda fase, en la que los aprobados de ayer tendrán que presentar y defender una programación didáctica y la preparación y exposición oral de una unidad.