En Córdoba existen unas 15.000 personas que sufren algún tipo de demencia, de los que la mayoría padecen alzheimer. Concretamente, la Consejería de Salud de la Junta tiene registrados más de 11.000 casos. El domingo se celebra el día mundial del alzheimer, enfermedad neurológica degenerativa que provoca pérdida progresiva de facultades cognitivas e intelectuales, llegando a la demencia. Aunque hoy en día pueda existir la creencia de que los problemas de memoria afectan cada vez a personas más jóvenes, el coordinador de la Unidad de Demencias del hospital Reina Sofía, Eduardo Agüera, distingue entre las demencias que son más propias de personas mayores y los olvidos puntuales a cualquier edad derivados del estrés que asola a la sociedad actual.

"La incidencia de la demencia aumenta con la edad. A partir de los 80 años, una de cada 9 personas padecerá una demencia. Nuestra preocupación se centra en los problemas de memoria que presentan pacientes a partir de los 60 años, ya que por debajo de esa edad lo que se suelen detectar son problemas de atención y concentración que tienen su origen en la sobrecarga laboral y doméstica. Hay casos de alzheimer en edades tempranas, pero son raros, como pacientes con síndrome de Down, a los que se les ha presentado la enfermedad a partir de los 30 años y algunos casos de alzheimer desde los 50 años por herencia genética", apunta Agüera.

El Reina Sofía es el centro encargado de prestar la atención neurológica en la provincia. La Unidad de Demencias concentra la mayoría de los casos, sobre todo los más complejos. La unidad atiende unos 80 casos semanales de demencia, de los que un tercio son diagnósticos recientes.

En cuanto a los tratamientos, "existen nuevas técnicas diagnósticas basadas en la medicina nuclear, cuya implantación en el Reina Sofía está cercana, que son capaces de detectar la enfermedad hasta 10 años antes de que aparezcan los síntomas. Por otro lado, se están probando en pacientes nuevas y futuras medicaciones, gracias a nuestra adhesión a grupos de investigación. Además, es fundamental combinar la medicación con la estimulación cognitiva personalizada, con el objetivo de prolongar las capacidades intelectuales del paciente y evitar que la enfermedad progrese más rápidamente. Por eso, un enfermo no debe dejar de recibir esta estimulación, aunque su familia esté sobrecargada laboral o socialmente. También son los familiares los que deben estar atentos a los primeros síntomas de la enfermedad, ya que son muy sutiles (pérdida de memoria y cambio en la personalidad) y suelen aparecer a partir de los 60 años", añade este neurólogo.