Parece que numerosos jinetes y cocheros están de acuerdo en valorar la evolución del paseo de caballos de manera muy positiva. Es un itinerario singular en el que, como dice un jinete y cochero, «cada año viene la gente más arreglada».

Cada edición hay más participación de caballos y carruajes, y una prueba de ello es que en un día muy caluroso y con jinetes de Córdoba y provincia que están haciendo el camino, unos 150 caballos -enganchados o con jinetes- participaron ayer en el Concurso de Caballistas y Enganches.

El caballo, en una tierra de caballos como es Córdoba, ha ido «cogiendo su sitio» entre otros en el real cordobés, donde forma parte de una Feria que sin él no tendría tantos elementos de singularidad y elegancia.

La disciplina y exigencia de los mismos jinetes y cocheros, apoyados por las ordenanzas municipales y el control en la puerta de entrada, han conseguido que el paseo de caballos cordobés sea un espectáculo de colorido, alegría, diversidad y calidad. Llamativo y con personalidad.

Ni el Rocío ni otros eventos hacen decaer este paseo. Solo en los tres últimos días ha disminuido un poco la presencia del caballo en el real por las altas temperaturas habidas.

Si a esta afición que existe en Córdoba y provincia a la montura y al enganche se la apoyara con más sombras y lugares donde reunirse jinetes y cocheros para resguardarse del sol, y contara con varios puntos de agua para los animales, la vitalidad del paseo de caballos sería plena, lo que contribuiría a aumentar la participación en la que sí es tierra de caballos por excelencia: Córdoba.