Lo que es patrimonio

El debate, cuando no la polémica, sobre a dónde va la Fiesta de los Patios y si esta bien corre peligro porque se mercantilice o trivialice, haciendo que pierda su esencia y espíritu original, no va camino de desaparecer, lo que en el fondo me alegra porque es señal de que le importa a los cordobeses. Me asustaría aún más que, como otras tradiciones populares, a nadie le importe su futuro y terminen muriendo entre la apatía. Que no sería la primera vez que ocurre.

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Pero el caso es que cada año, conforme se acerca el mes de mayo, me veo pensando en la Fiesta de los Patios con toda la alegría y a la vez con preocupación, lo que no es extraño después de oír los temores, problemas, sinsabores, ilusiones y esperanzas de todos y cada uno de los cuidadores de los patios que van a concursar. Inquietudes podrían resumirse en la pregunta: ¿a dónde va la Fiesta de los Patios?

Pues bien, he de reconocer que nunca he tenido el don de la clarividencia, pero cada vez veo más

claro si no a dónde va, sí a dónde debe de ir. Y no quiero pontificar, pero se nos olvida que ya hay unos criterios más que definidos para ir trabajando desde todos los organismos, todas las administraciones, todos los colectivos y todos los ciudadanos en una dirección, unas líneas en las que centrarse para que, poco a poco, año tras año, se vaya haciendo más grande y auténtica nuestra fiesta. Y esos criterios son los que precisamente consideró la Unesco para nombrar a la Fiesta de los Patios Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en diciembre del 2012.

Aquellos valores que reconoció la organización internacional pueden resumirse en dos conceptos.

El primero, que se trate de "una serie de saberes entroncados con la comunidad que pasen de generación en generación", lo que nos habla mucho de que el patio tenga que ser un recinto vivo, que responda a la vida cotidiana de sus cuidadores y que se sepa transmitir a los pequeños (hay que aplaudir el programa educativo del Ayuntamiento al respecto). Si se fijan, fuera de este precepto quedarían muchas puestas en escena que poco o nada tienen que ver con el espíritu de los patios.

El segundo gran valor por el que nos reconocieron a los Patios como Patrimonio de la Humanidad

fue la capacidad de "hacer comunidad, de vertebrar la sociedad". Lo que nos dice lo importante que

debe ser la implicación de cada uno de los cordobeses en esta fiesta, viviéndola e interesándose directamente por los cuidadores, que son los que portan la antorcha de ese "saber que pasa de generación en generación". Observen que en ningún momento (ni para bien ni para mal) se habla de beneficios económicos, imagen de la ciudad o de turismo.

El caso es que hace ya casi cinco años que la humanidad consideró como patrimonio propio la Fiesta de los Patios, diciéndonos, además, lo que se espera de nosotros. Hagámoslo pues. Y comencemos por disfrutar intensamente de esta cita. Que ya saben: no hay mejor forma de aprender que cuando se disfruta con lo que nos enseñan.