Lleva toda la semana «de pueblos», visitando patios como miembro del jurado del Concurso Provincial que organiza la Diputación y, entre pueblo y pueblo, hace un alto en el camino para esta entrevista.

-La provincia parece estar muy interesada en aprovechar el tirón de la fiesta de los patios. ¿A usted qué le parece, cree esto pone en riesgo el título de la Unesco?

-Los patios de la provincia no tienen nada que ver con los de la capital, las instituciones están intentando promocionar la marca Córdoba en conjunto, pero, salvo excepciones, queda mucho camino por recorrer para que los patios estén al nivel de los de aquí.

-Lo que algunos cuestionan no es que haya patios más o menos bonitos sino que se confunda un recinto con macetas con la tradición de abrir las puertas al público y todo ese culto al patio que la Unesco ha reconocido como algo típicamente cordobés.

-Esa generosidad es algo genuino de la ciudad y creo que no está en duda, lo cual no significa que no se pueda dar a conocer lo que se hace en la provincia.

-¿Qué valora el jurado entonces en los pueblos?

-Valoramos el entorno, las flores, el cuidado que se da al patio. Hemos estado en patios de lagares que son preciosos. El concurso es diferente, en este pueden participar también restaurantes.

-¿Cree que esta tradición es exportable a otros lugares?

-Yo creo que sí. El ministro de Turismo de Argentina, después de Fitur, estuvo visitando nuestro patio y fíjese la impresión que se llevó que ahora viene un grupo de técnicos del Ministerio de Turismo y Cultura argentino porque quieren hacer un concurso de patios allí. El ministro quedó prendado de lo que vio y quiere llevar la idea a su país. Nos vamos a sentar con ellos para explicarles cómo trabajemos. Pero eso no significa que la tradición de Córdoba corra peligro, al contrario, ese interés creo que da prestigio a la marca de la ciudad fuera.

-Aehcor ha denunciado que hay patios que ofrecen alojamiento turístico y que eso es incompatible con el concurso. ¿Le consta esa denuncia?

-Sí, pero es un asunto muy complejo y delicado. Supongo que con voluntad se podrá resolver.

-Claveles y Gitanillas se quejó al Ayuntamiento porque la sede de Amigos de los Patios esté en el concurso. ¿Cree que es legítimo que San Basilio 44 concurse?

-Yo creo que sí, no hacemos la competencia a nadie. La asociación no tiene negocio ninguno. Ofrecemos un servicio a la ciudad abriendo el patio todo el año gratuitamente, se han creado puestos de trabajo con unos talleres, mantenemos la casa y no recibimos subvenciones de instituciones. Algunos incluso nos han acusado de tener un bar dentro solo porque en alguna ocasión se ha cedido gratuitamente para algún evento social.

-El título de Patrimonio de la Humanidad, que ahora cumple cinco años, está haciendo surgir más opciones de negocio en torno a los patios. ¿Cree que eso está aumentando la competitividad y las susceptibilidades?

-Sí, el título genera esas expectativas al principio y creo que se nos está yendo un poco la pinza a todos y eso no puede ser. Si nos ponemos todos a ser comerciantes esto se va al garete. Eso pasó con los pases cuando se pusieron, que eran gratuitos y hubo quien hizo negocio con ellos... Lo malo es que aquí todo el mundo saca partido menos los que dan el do de pecho en los patios.

-Después de tantos años, aún no se conoce el impacto económico que tiene esta fiesta para Córdoba. ¿Le parece llamativo?

-Aquí no se habla de eso. Cualquier feria o evento conlleva un balance sobre su impacto económico, aquí no tenemos datos aunque es evidente que es fundamental para muchos negocios, a los que esta fiesta les salva la temporada. Si un año no se abrieran los patios se notaría enormemente. Habría que encargar a la Universidad o a algún organismo independiente un estudio que valorara la fiesta, sería muy interesante conocer los números.

-¿Las rutas están ayudando a desestacionalizar el turismo?

-Por supuesto que sí. Igual que el hecho de que nuestra asociación tenga abierto de forma gratuita todo el año el patio de San Basilio 44. Es un aliciente más para quien visita Córdoba, es un servicio que se presta a la ciudad pero que no se tiene en cuenta.

-¿Qué me puede contar de los controladores? ¿Están ya asignados?

-Nosotros hemos pedido a la empresa que nos mantengan el controlador de otros años y lo han contratado. En nuestro caso, se ha respetado porque esta persona no es un familiar, tiene título de auxiliar de seguridad, tiene idiomas y la empresa lo ha aceptado. La novedad será que esta vez desde el miércoles al domingo al mediodía habrá controlador aunque en el Alcázar Viejo necesitaríamos uno en cada puerta todos los días. Por eso en la asociación hemos contratado a este chico antes del concurso y lo tenemos desde este viernes pasado.

-¿Cree que sigue habiendo cosas que cambiar del concurso?

-El horario nocturno del concurso, por ejemplo. En mi opinión, debería ampliarse los viernes y sábados. Cerrar a las diez es un pecado. Yo he tenido abierto el patio hasta las dos de la mañana y no ha dejado de entrar gente, el cordobés sale a ver patios a partir de las nueve de la noche, sale a tomar la cervecita y se para en unos cuantos patios. Por eso cerrar tan temprano les impide que entren a verlos, eso lo agradecerían los cordobeses. Ya sé que hay que descansar, pero son solo dos fines de semana al año y por cuatro días tampoco pasa nada. Una cosa que sí se ha hecho este año es diseñar un Plan de Seguridad especial para los patios y creo que es un acierto. También confío en que las paradas que se van a poner para los autocares descongestionen el Alcázar Viejo para que las visitas puedan hacerse con más tranquilidad, sin tantas colas. Córdoba es muy grande y hay muchos patios preciosos en todas las zonas que participan en el concurso. Las visitas deben repartirse. Lo que aún no hemos conseguido es hacer entender a muchos que nos visitan qué es un patio. Hay que insistir en que es una casa particular, que las mochilas dañan las plantas y hay que llevarlas delante. En la asociación, ha habido gente que ha intentado incluso llevarse cuadros o macetas porque les gustaban mucho...

-¿Se podría crear un voluntariado de patios para compensar la falta de relevo generacional?

-Eso sería complicado. Yo creo que poco a poco hay jóvenes que se están incorporando y están aportando su forma de hacer las cosas. En la ciudad, vamos todos muy deprisa, pero hay mucha gente para quien estar un rato en el patio regando las macetas le supone un momento en el que desconecta y se relaja. El alcalde de la Granjuela me decía eso el otro día, que él mismo se encarga de regar muchas veces su patio porque le gusta y le da un momento de relax.

-La asociación también es propietaria de La Casa de las Campanas, donde creo que están preparando un proyecto nuevo.

-Estamos trabajando con la asociación Aehcor para que en las noches de junio, julio y agosto se abra con actuaciones para los visitantes que llegan a Córdoba en verano. Queremos ofrecer un atractivo más. Allí se proyectaban películas durante un tiempo hasta que la SGAE llegó un año y se acabó. Ahora queremos hacer espectáculos de poesía, de teatro, de música, de lo que sea y empezar este mismo verano. En La Casa de las Campanas caben hasta 300 personas. Todo eso viene a sumar en la oferta turística de la ciudad, en eso se está trabajando. Por suerte, la asociación tiene un par de casas muy atractivas. Allí hay varias familias viviendo y, respetando unos horarios, se puede hacer compatible.

-Amigos de los Patios lleva 43 años como asociación, pero la fiesta ha cambiado mucho en todo este tiempo. ¿Dónde está ahora mismo vuestra prioridad?

-Nosotros pensamos que la fiesta de los patios es lo bastante importante para la ciudad como para que a nivel municipal se consensúe un marco, unas normas básicas que no cambien con cada gobierno, una especie de pacto acordado con las asociaciones y los partidos desde donde empezar a andar. Esa es una de las metas de la asociación.

-¿Cuántos socios tienen ahora?

-La crisis nos ha hecho mucho daño, pero estamos en 350 aunque llegamos a tener 800. Nosotros somos Amigos de los Patios y está abierto a cualquiera que le guste esta tradición. Falta gente y aunque se incorporan nuevos socios, ya no al ritmo de antes. La cuota es de 12 euros al año desde hace años. De momento, vamos tirando porque hay entidades que colaboran con nosotros, si no con dinero, en especie.