Si hubiera un top ten de patios más visitados, seguro que la mayoría de las listas tendrían en sus primeros puestos a los recintos del Alcázar Viejo, un enclave que aglutina once casas visitables estos días, algunas de ellas importantes referentes de la fiesta por su larga trayectoria en el concurso aunque últimamente no estén entre los más premiados. Una decena de ellos participan en el concurso, 7 dentro de la modalidad de arquitectura antigua y 3 en arquitectura moderna. Ubicados unos cerca de otros, rodeados de bares y tabernas y accesibles también para las personas con dificultades de movilidad, representan una de las rutas más fáciles de visitar aunque precisamente por ello tengan el hándicap de las colas en la puerta como principal elemento en contra.

El día de ayer, festivo en algunas comunidades españolas, fue ejemplo de ello, preludio de lo que se podrá casi todos los días en esta zona, y en especial, los fines de semana. Multitud de turistas esperaban desde primera hora de la mañana en la puerta de los patios y mientras en otras zonas el flujo de visitantes era escalonado y fácilmente digerible, en el Alcázar Viejo la mañana estuvo presidida por las largas colas. Y es que para muchos de los guías turísticos que visitan en grupo la ciudad este enclave representa una especie de parque temático donde dar a conocer la esencia de la fiesta sin tener que callejear demasiado. Lástima que por ir a lo más cómodo muchos se pierdan el recorrido por otras zonas igual de bellas que ésta.

Pese a la presencia masiva en sus casas, los propietarios del Alcázar Viejo, acostumbrados ya, lucían ayer la mejor de sus sonrisas a los visitantes, respondiendo puntualmente a las preguntas que les iban realizando. Con los medios, algunos aprovecharon para mostrar sus quejas porque este año se haya optado por no contratar a sus familiares o amigos para la función de controladores o para expresar su inquietud por no conocer aún quiénes serán los que la empresa contratada, Ipro Organización, coloque en su puerta. Hoy será el día en que cuidadores y controladores se conozcan finalmente. Algunos, como Rafael Córdoba, de Postrera 28, se quejaba además porque, en su opinión, no todos los patios compiten en este concurso en igualdad de condiciones. «Aquí hay gente que tiene el patio como su vivienda y otros que lo usan como negocio, para tener comercios o apartamentos turísticos y tienen más medios para contratar a un jardinero, para pintar o lo que haga falta, así que es como si un Mercedes y un Seiscientos compiten en la misma carrera», recalcó insistiendo en que expresará su malestar al jurado el día que lo visiten.

En cuanto a la estética, la lluvia registrada el fin de semana no parece haber hecho mella en las flores. «Nuestro trabajo ha costado», explicaba uno de los cuidadores, «el día 1 lo hemos pasado entero limpiando macetas con las flores caídas y demás». Un trabajo arduo que estos días se ve recompensado por el reconocimiento de la gente, que no ahorra piropos al traspasar los umbrales de las casas. «Están preciosos, cada uno tiene sus detalles diferentes», comentaba ayer Aurora, una visitante madrileña que lleva ya varios años acudiendo puntual a la fiesta. «Mi marido y yo estamos jubilados y lo hemos tomado por costumbre, es un espectáculo de color, una maravilla aunque evitamos en lo posible venir en fin de semana porque si tienes que esperar mucho rato se hace cuesta arriba». Lo mejor, tomarlo con calma y entre semana. Avisados quedan.