El 30% de la población española se encuentra en peligro de sufrir marginación social, según anunció ayer Joan Subirats, director del estudio Pobreza y exclusión social , de la Fundación La Caixa, y catedrático de Ciencia Política de la Universitad Autónoma de Barcelona (UAB).

El informe constata, asimismo, que la población más vulnerable son las mujeres, con un 66,1%. Por edades, un 18,7% del total son jóvenes de 17 a 29 años, "con una inserción laboral muy frágil", según Subirats, y los mayores de 65 años, que representan el 28,1%. Otro de los colectivos más afectados son los inmigrantes: un 20% de personas en edad activa excluidas o con riesgo de estarlo es de procedencia extranjera no anglosajona ni de la Unión Europea.

NO SOLO ECONOMIA Subirats distinguió entre los conceptos pobreza y exclusión social. Para el catedrático, el término pobreza va ligado a la falta de recursos económicos, esto es, que la persona disponga de unos ingresos que no superen el 30% de la media de la sociedad. Por el contrario, la marginación, objeto del análisis, incluye, más allá de la desigualdad económica, la precariedad laboral, los déficits de formación, el difícil acceso a una vivienda digna, las frágiles condiciones de salud y la escasez de relaciones sociales. "Hay personas que aunque dispongan de unos mínimos sufren soledad o les es muy difícil acceder a los recursos de los que dispone el conjunto de la sociedad", concretó.

DATOS DE LA UE El estudio, elaborado a partir del Panel de Hogares de la UE del 2001, que encuestó a 36.148 personas de 12.000 hogares de toda España, determina una muestra de 10.262 individuos que se caracterizan por presentar un mayor riesgo de desvinculación social. "Esto no significa que un tercio de España está marginada, sino que cuenta con factores suficientes como para tener un riesgo importante de ser excluido", matizó el director del estudio.

Subirats reclamó una respuesta al problema. Para él, debería pasar por una política de integración más personalizada y de acompañamiento que fuera encaminada a favorecer la autonomía individual, ya que, considera, "las administraciones trabajan erróneamente con categorías homogeneizadas de población, como grupos de jóvenes, de pobres, de mujeres o de ancianos".

En ese sentido, se mostró partidario de descentralizar el problema y disponer de actuaciones desde las instancias autonómicas y locales.

"El factor proximidad y la posibilidad de adaptar las políticas al territorio será determinante para su solución", afirmó. "La exclusión se da en barrios, por eso, los problemas se han de solucionar desde los municipios, por una cuestión lógica de cercanía", matizó. Por último, el catedrático afirmó que en España se están poniendo las bases para superar este problema.