Patricia Ramírez y Ángel Cruz, padres del niño Gabriel, recibieron con «frustración, tristeza y pesar» la situación producida en «Coripe durante la quema de Judas» el pasado domingo de Resurrección, donde se produjo la quema de una figura que representaba a la asesina confesa del niño, Ana Julia Quezada. «Nos ha costado un esfuerzo enorme leer la noticia en el periódico y por supuesto no hemos tenido fuerzas suficientes para visionar los vídeos colgados en Internet, asombrados a su vez de que tantos miles de personas pudiesen ver semejante muestra de rabia e indignación», señalaron ayer en un comunciado.

«A pesar de que, permítanos, el dolor y la rabia que podamos sentir nosotros por la pérdida de Gabriel es incalculablemente más intenso y doloroso, no podemos estar de acuerdo en ningún caso con esta acción, dónde la rabia y el dolor mal expresado le ganan la partida al buen hacer y el sentido común», sostuvieron los padres.

En relación a la evolución judicial del caso del presunto asesinato del pequeño Gabriel el juez tiene en su poder un informe ampliatorio de la autopsia del pequeño en el que se señala que la muerte violenta se produjo entre «una o dos horas después» de comer. Recoge que las muestras del contenido estomacal remitido al Instituto Nacional de Toxicología, con sede en Sevilla, revelan un fallecimiento en las primeras horas del presunto secuestro a manos de Ana Julia Quezada, quien lo llevó a la finca familia de Rodalquilar, situada a unos cinco kilómetros de la casa de la abuela paterna en Las Hortichuelas. El informe preliminar dató el deceso el mismo día de su desaparición, el 27 de febrero, y apuntó como causa de la muerte asfixia. El juez ha ordenado diez nuevas testificales en la investigación por el crimen. Varios familiares del menor están entre los comparecientes.