Tomás Aránguez, presidente de Covap desde el año 1994 y manchego plenamente identificado con la comarca de Los Pedroches, es distinguido en esta ocasión con el Cordobés del Año de Empresas. Su máxima preocupación es guiar el sentir de los casi 15.000 socios de la cooperativa y el trabajo en equipo con los cerca de 500 trabajadores. Ese es uno de sus secretos, sustentado en una sólida trayectoria como ingeniero agrónomo. Entre los años 1969 y 1986 ocupó direcciones generales relacionadas con el mundo agrario y pasa por la Junta de Andalucía y Bruselas.

--¿Cómo recuerda su desembarco en Covap?

--Soy socio de la cooperativa desde 1970 y entonces tenía buena relación con el presidente, Ricardo Delgado Vizcaíno, y participé incluso con el consejo rector en dos etapas, una en 1972 y desde el año 1983. Recuerdo que al regreso de Bruselas, en una reunión del consejo rector, el presidente, cuando terminaba la reunión, dijo que ya se jubilaba y que quería dejar la gestión de la cooperativa para que se incorporara un profesional y que se quedaba como presidente. Allí, sin habérmelo dicho siquiera, pronunció mi nombre porque pensaba que yo era una de las personas adecuadas. En aquellos momentos estaba en Sevilla, recién venido de Bruselas, y me sorprendió todo aquello un poco. Era un cambio muy fuerte en mi vida y tenía el compromiso, después de haber estado en Bruselas, de trabajar en algo que hacía falta en Andalucía. Durante un año estuve pensando y demorando mi posible incorporación hasta que ya en el verano de 1986 tomé la decisión y me sometí a un proceso de selección. Fui uno de los seleccionados y el consejo rector optó por mí como director general.

--Antes de todo eso, cuando era socio de Covap, ¿pensó alguna vez que acabaría siendo su presidente?

--No, nunca. Ni cuando me incorporé pensé que nunca sería el presidente. Venía aquí como un técnico, con el cargo de director general, y tenía que hacer una labor dedicada a la gestión. Tampoco entraba dentro de mis cálculos ni me ocupaba de aquello. Cuando falleció el presidente, sí que hubo ganaderos que consideraron conveniente que yo diera el salto y desde ese momento me ocupé de la presidencia. En ningún caso pensé que acabaría siendo presidente de la cooperativa, lo cual tampoco tiene nada de relevancia porque uno en la vida no sabe lo que acabará siendo.

--Usted suele decir al referirse a Covap que no hay que dar nada por perdido. ¿Se considera un luchador nato?

--Una de las cosas que nos caracterizan en nuestra comarca, a nuestra gente y nuestra forma de ser es la lucha ante las adversidades que muchas veces la propia naturaleza nos ofrece. Estamos en un sitio con muchas dificultades en cuanto a clima, oportunidades de trabajo y a fin de cuentas (tanto en el valle de Alcudia, La Serena y Los Pedroches) hemos tenido que hacer un gran esfuerzo personal todos para tratar de salir adelante. Eso luego se ha traducido en un gran esfuerzo colectivo a través de la cooperativa. Si hay algo que nos caracteriza es esa capacidad de afrontar los problemas y de tratar de resolverlos por nosotros mismos sin esperar que nadie venga a hacernos la tarea que nos corresponde. Nosotros jamás hacemos cosas pensando en ayudas que nos puedan facilitar o en subvenciones que nos puedan venir. Las hacemos porque entendemos que es algo que responde a una necesidad y no queda más remedio que afrontarlo. Hay veces que hemos tenido que hacer muchos sacrificios y superar muchas dificultades.

--¿Como cuáles?

--Estamos en una zona con muchas posibilidades naturales. Muchas veces aquí uno de los problemas, entre otros muchos, es que todo lo que tenemos que traer o llevar a distintos sitios tiene que ser con camiones, por vía terrestre. No disponemos de un ferrocarril, lo cual nos encarece mucho todo el transporte. Creo que esa capacidad de nuestra gente de luchar y sobreponerse y el convencimiento en su propia capacidad es lo que ha permitido que las personas puedan salir hacia adelante y hayan sido capaces de conformar una organización en la que hoy en día no se entienden los ganaderos sin la cooperativa ni la cooperativa sin los ganaderos.

--Una virtud y un defecto suyos.

--Como virtud, la constancia. Y como defecto, la timidez probablemente. Soy una persona que en su forma de ser natural es algo tímida, aunque defendiendo los intereses de la cooperativa desaparece esa timidez.

--¿Cuál es ahora mismo la filosofía que imprime a Covap?

--El afán de seguir hacia adelante en el proceso que hemos emprendido para ver qué le piden los demás que haga y adecuarnos a esa demanda que nos formula la sociedad. En el sector agrario en muchas ocasiones estamos más pendientes de los problemas que tenemos que de los problemas de los consumidores. Creo que debemos empezar a cambiar sustancialmente esa situación. Hemos aprendido ese mensaje en la cooperativa, lo estamos poniendo en práctica, no es un mensaje fácil. Un tema como es la cuestión medioambiental, que en el campo parece que son caprichos no relacionados con la producción, es una demanda y una inquietud de la sociedad a la que tenemos que ser sensibles y dar respuesta, tanto en la conservación del territorio (de la dehesa, nuestros ríos, arroyos y campos) como del bienestar animal. Esa es la gran virtud