Las Tecnologías de la Información y Comunicación constituyen un recurso más del proceso educativo, es decir, un medio didáctico que permite a los alumnos la intelección de los contenidos de la enseñanza y el logro de los objetivos. Tal vez sean el recurso más adecuado para el logro de ciertos objetivos curriculares en algunas etapas educativas, pero las TIC no son la panacea que viene a resolver la crisis de cambio estructural a la que se encuentra sometida la educación en los albores del siglo XXI y, fundamentalmente, en el caso de la Educación Secundaria.

Entre las variables prioritarias en las que fundamenta la labor educativa que se lleva a cabo en los centros de Educación Primaria podemos mencionar en primer lugar la excelencia profesional de los docentes; en segundo lugar, la planificación y programación de los procesos de enseñanza-aprendizaje y, por último, en tercer lugar, los recursos y didácticos y la tecnología. Esta prioridad es debida a que los objetivos de la Educación Primaria se concretan en enseñar a leer de forma comprensiva, a expresarse oralmente y por escrito de forma personal, a razonar, a calcular y a convivir, sentir y amar; y, para el logro de estos fines, de poco pueden servir las tan mencionadas TIC; pues los maestros y maestras de Educación Primaria están capacitados para el logro los objetivos, ya que tienen conocimientos didácticos más que suficientes, experiencia didáctica acumulada a 10 largo de muchos años de docencia y formación continua a través de los centros de profesores.

La introducción de la TIC en Educación Primaria iría en detrimento de la enseñanza de las materias instrumentales, área de lengua y área matemáticas, que bastante mermada esta en el currículo actual, pues no sabemos por qué los niños y niñas de primer nivel Educación Primaria, seis a ocho años, tienen semanalmente tres horas de gimnasia y cuatro de matemáticas; en el segundo ciclo el área de medio (social y natural) tiene cinco horas mientras que lengua o matemáticas tienen cuatro cada una; en los centros en los que se ha introducido la enseñanza temprana del inglés en el primer ciclo, el área de lengua se ha reducido a cuatro horas y media a la semana. La reforma del currículo de la LOGSE introdujo la música, la ampliación de las horas de educación física, la enseñanza del inglés en el primer ciclo, las aulas de informática y actualmente las TIC, etc.; en detrimento de las enseñanzas básicas que comprende la Educación Primaria: lenguaje, matemáticas y desaparición de la hora de libre disposición para la acción tutorial y la orientación personal.

Las consecuencias de esta estructura curricular se manifiestan en los elevados índices de fracaso escolar de los alumnos de secundaria, bachillerato y universidad, tanto en matemáticas como en lenguaje. Y como muestra podemos citar algunas informaciones de la prensa escrita: en Málaga los alumnos de selectividad suspenden un sesenta por ciento en matemáticas, aumento de los índices de analfabetismo funcional en los adolescentes y adultos, los criterios de evaluación de muchas oposiciones son las faltas de ortografía, etc.

La estructura curricular de la educación básica genera analfabetismo funcional, personas que han aprendido a leer, escribir y calcular pero que no saben utilizar estas destrezas en su vida diaria de forma funcional, sólo leen la cabecera de las noticias de los periódicos pero no el contenido de las mismas, utilizan el ordenador y navegan por la red. La introducción de las TIC en Educación Primaria aumentaría el índice de analfabetismo funcional, pues iría en detrimento de la enseñanza del razonamiento y del cálculo, de la comprensión lectora y la escritura personal, fundamentos imprescindibles del aprendizaje humano y en este aprendizaje la lectura es el pilar básico, pues como dice Fernando Savater: "Básicamente se aprende leyendo".