La candidata a la Secretaria General del PSOE, Susana Díaz, pidió ayer un proceso de primarias «en positivo», pensando en los ciudadanos y «hablando bien de todos los compañeros» para unir al partido y que vuelva a ser la alternativa de gobierno. Así lo indicó en un acto en Zaragoza, en el Palacio de Congresos de la Expo, al que llegó acompañada por el presidente de Aragón, Javier Lambán, y la coordinadora de su campaña, Pilar Alegría.

En una breve declaración a los medios reiteró que no va pedir el voto a ninguno de los otros dos candidatos, Pedro Sánchez y Patxi López, y que si tiene la confianza de la mayoría pedirá a los dos que le ayuden «a hacer más grande el PSOE».

En su intervención ante unas 700 personas, según los organizadores, se mostró orgullosa de todos los militantes que han avalado a alguno de los tres candidatos y pidió «respeto» para todos ellos apoyen a quien apoyen, porque lo están haciendo pensado en lo mejor para el PSOE y «todos son igual de militantes».

Aseguró que a medida que avanza la campaña crecen sus «ganas e ilusión» y pidió el apoyo a su candidatura para levantar al PSOE y devolverle «la moral de victoria», porque el partido ha llegado a donde está porque el PP, en su etapa mas baja y difícil, le ha dado «la mayor derrota electoral», dejándolo primero en 90 escaños y después en 85.

NO SE RESIGNA / Díaz remarcó que no se va a «resignar ni a 90 ni a 85», que quiere que el PSOE gane para «cambiar la vida de la gente», porque para eso se afilió al partido, del que reivindicó su historia y del que quiere ser secretaria general y «romper un techo de cristal». «Pero no aspiro a regentar el PSOE. Yo aspiro a romper otro techo de cristal, el de la Presidencia del Gobierno de este país», enfatizó la presidenta andaluza, quien pidió a los socialistas que no se resignen e insistió en que en el partido «caben todos» y que lo único que pide es que nadie lo «acompleje».

Porque el PSOE, añadió, tiene un proyecto «autónomo, útil, que sirve a la gente» y esa, dijo, es la historia de un partido que es una «cadena de generaciones» y «siendo buen socialista se puede gobernar bien cualquier rincón de este país».

Díaz hizo hincapié en que ni quiere ni pretende ser la mejor, pero sí estar rodeada de los mejores para «conducir este buque a buen puerto para conducir un país». Y se mostró orgullosa de presidentes como Lambán, y por tanto de las políticas de igualdad y reconstrucción de un territorio que necesitaba sensibilidad y compromiso, igual que se siente orgullosa de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, «los dos mejores presidentes» que ha tenido España.

Díaz insistió en que el PSOE tiene que transmitir qué quiere hacer con el país, lo primero ganar a Mariano Rajoy para tener la posibilidad de mejorar la vida de la gente con un proyecto de inversiones e infraestructuras, económico y productivo que garantice un desarrollo sostenible.

Por la tarde, Susana Díaz participó en una comida-mitin con 600 socialistas de Huesca, a quienes dijo que para ella no hay pueblos grandes ni pequeños y que es «consciente» de que deberá estar más cerca de los territorios para combatir la despoblación. Susana Díaz llegó a Tierz, un pequeño municipio de más de 1.000 habitantes a pocos kilómetros de Huesca, arropada por el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, y el expresidente aragonés Marcelino Iglesias, entre otros dirigentes socialistas.

«Si rompemos el techo de cristal, no ya de la secretaría general sino de la presidencia del Gobierno, tengo que estar más cerca de los territorios que más lo necesiten, de aquellos pueblos pequeños que saben que el futuro de su existencia pasa por que sus jóvenes no se vayan», señaló.