Un verano con pocas precipitaciones, con un agosto en el que apenas han caído dos litros de agua en la Sierra de Despeñaperros, ha dado lugar a una tardía berrea (periodo de celo del ciervo) y a que los animales busquen más la cercanía de los ríos, para volver a llenar los montes de sonidos al anochecer. Cada año, durante septiembre, cuando se supone que las temperaturas son más suaves y la humedad más alta, los sonidos de la berrea de los ciervos atraen a los parques naturales de Jaén a cientos de visitantes de distintos puntos de España, que disfrutan del cortejo apostados tras sus prismáticos cuando cae el sol. Al ciervo le sigue el gamo, que emite una especie de ronquío, después viene el correteo del muflón, con un rito de apareamiento «más soso» a principios de noviembre, para terminar el año con el macho montés, el rebeco y el jabalí.

Este año, según explica Manuel Fernández, alcalde de Aldeaquemada, un pequeño municipio de unos 550 habitantes, situado en el corazón de Sierra Morena, el ciervo se ha retrasado por el calor y las llamadas de apareamientos de ciervos y gamos se entremezclan. Esto puede afectar a la cría, ya que las madres, que tienen una gestación de unos nueve meses, parirán ya avanzado el verano cuando el pasto está más seco.

Mientras, continúan llegando, especialmente en estos días de fiestas del pueblo, las visitas de los turistas, que desde un lugar privilegiado buscan observar a los animales en este periodo, en el que los ciervos pueden perder entre un 20% y 25% de peso tras una veintena de días reuniendo su harén.

En apenas unas semanas, el día 15 de octubre, se levanta la veda de caza mayor, una actividad que en la localidad fue primero de subsistencia y ahora es un atractivo que deja dinero a las arcas municipales y reparte entre los lugareños unos 6.000 euros por montería organizada en la finca de propiedad municipal. El fin del verano fija el inicio de la temporada turística para el aprovechamiento de terrenos cinegéticos de la provincia, que ocupan el 91% de su superficie, ya sea por el rito de la vida con la berrea o por el de la muerte con la caza. H