Los 14 kilómetros de mar que separan África de Europa en el Estrecho de Gibraltar son testigos de muchas más muertes de las que se pueden contabilizar por los cadáveres que llegan a la costa. Otros muchos, hombres, mujeres y niños, desaparecen en la travesía, con sus esperanzas de una vida digna.

El hallazgo, el último viernes de enero, del cadáver de un niño subsahariano de 6 años en una playa de Barbate ha vuelto a sacar a flote un drama que desde hace ya tres décadas se repite en esta zona. «Estamos viendo la costa de España». Eso fue lo último que pudieron comunicar con un teléfono móvil las 11 personas, entre ellas dos mujeres y un niño, que el día 11 de enero salieron de Tánger (Marruecos) en una barca hinchable de juguete. Nunca llegaron a su destino. Se convirtieron en las primeras víctimas del año de una siniestra lista, en la que, según la estimación de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, en 2016 hubo unas 300 muertes y desapariciones de inmigrantes que trataban de alcanzar las costas del sur de España, en Canarias, Levante, Andalucía, Ceuta y Melilla.

El mar devolvió unos días después los cuerpos de cuatro hombres y una mujer que viajaban en esa patera y, más tarde, el del niño que, a falta de una identificación oficial, podría ser Samuel. El mar no ha devuelto aún los cuerpos de los otros cinco ocupantes, entre ellos el de Verónica, la madre de Samuel, que con él había recorrido más de 5.000 kilómetros desde el Congo, en un viaje que emprendieron seguramente huyendo de la guerra del país y de su violencia.

«En el Congo suelen huir de una guerra enquistada, porque a Europa le interesa olvidarla, porque nos interesan sus riquezas, como el coltán (un mineral utilizado en los dispositivos electrónicos). Cuando huyen de allí piensan que van a alcanzar un campo de refugiados. No van pensando que en Europa hay dinero, van pensando que hay derechos humanos», explica Helena Maleno, miembro de Caminando Fronteras. Este colectivo fue en este caso la organización que ha ayudado a iniciar los trámites de identificación de los cuerpos y de localización de los familiares, algunos de los cuales han podido viajar hasta Algeciras para hacerse cargo de unos cadáveres que, por lo general, son enterrados en España o en Marruecos.

Salvamento Marítimo coordinó el rescate de 17.921 personas durante el 2016 en las 5.693 actuaciones atendidas en España, lo que supone una media de 15 intervenciones diarias.