A los pescadores de Cádiz les ha durado poco, ni dos días, la ilusión con la que acaban de estrenar el acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos. Su alegría se ha transformado en indignación, rabia y decepción cuando barcos marroquíes les han expulsado de malos modos del caladero. Los primeros incidentes se produjeron sobre las tres de la madrugada del miércoles cuando en las aguas marroquíes estaban dos palangreros de Algeciras, el Marbella y el Nuevo Fontanilla.

"Estábamos allí en línea para empezar a calar y dos barcos grandes se pusieron por la proa, nos movimos a otra zona pero cuando empezamos a calar las artes se reviraron y se pusieron uno por un lado y otros por otro, hemos perdido casi todos los palangres", explicó a la agencia Efe Carlos González, uno de los marineros de la tripulación del Marbella, a su llegada al puerto de Barbate.

Sobre las seis de la mañana los incidentes continuaron con otros cuatro palangreros de Barbate y Cádiz que acudieron al caladero y se han encontrado allí con una docena de barcos marroquíes. "Nos han amenazado con un palo, diciéndonos que nos iban a cortar las boyas", dice Luis Beltrán, patrón del Raquel y Sheila, que regresó a puerto sobre las dos de la tarde, tras toda una noche de faena, con cien kilos de pez espada que venderán por unos 200 euros, un dinero que debe servir para pagar a los seis tripulantes, más gastos como el gasóleo que han empleado para navegar 18 millas ida y otras 18 de vuelta, un total de seis horas de viaje.

Y no es que apenas hayan pescado, es que las maniobras de los barcos marroquíes han echado a perder en suma de todos los barcos cerca de 50 palangres, que les cuestan centenares de euros. "Mañana no voy. Hasta que no se aclare lo que pasa ahí no voy, porque ahí lo que va a pasar es una desgracia cualquier madrugá", añadió el patrón del Raquel y Sheila.

ENFADO EN BARBATE Unos aseguran que con los anteriores convenios los pescadores españoles y los marroquíes han trabajado "muy bien", repartiéndose posiciones por radio y dejando entre barcos una distancia de unos 150 metros, y otros apuntan a que entonces también se registraron rifirrafes. El enfado es general y palpable en el puerto de Barbate, al que van todos los barcos a descargar sus capturas. Pero las reacciones son distintas.

El Nuevo Fontanilla, por ejemplo, decidió salir ayer tarde, porque los marroquíes sólo faenan por la noche y esperan estar solos, mientras que otros, como el patrón del Muñi asegura que no va más al caldero marroquí. "Yo no quiero licencia ni ná, que se lo queden todo, yo no voy más. Nos han mandado a freír espárragos, a donde no hay ná de ná de pesca. En vez de a su caladero nos han mandado a su cagadero", decía enfadado.