Hasta donde alcanza a conocer, Francisco Román, a quien todo el mundo llama Don Paco, es una de las dos únicas personas que pueden contar cómo una tarde del 28 de agosto de 1947, en la plaza de toros de Linares (Jaén), un toro mató al "mayor monstruo que ha dado la fiesta", Manolete. El resto de los presentes han muerto. Don Paco, antiguo diestro, iba intercalando ayer anécdotas como esta, que denotan su indiscutible abolengo taurino, mientras bebía vino blanco en la taberna madrileña Viña P y discutía el debate sobre la lidia en el Parlamento catalán junto a otros tres amantes de este espectáculo: José Méndez, ganadero; Lázaro Carmona, apoderado y antiguo torero, y Doroteo de Pedro, empresario taurino. Superan los 60 años y aseguran que entre todos han visto más de 12.000 corridas. Todos piensan, sin apenas dudas, que su bando será derrotado en Cataluña.

Cómo se mata un cerdo

"Creo que vamos a perder --dijo Méndez--. En cuanto empieza la demagogia de la sangre, es que estamos perdidos. Y yo me pregunto: ¿Cuántos de los urbanitas probarían el pollo si lo tuviesen que matar para comérselo? O los cerdos. ¿Sabes cómo se mata a un cerdo?". Aquí el ganadero se adentró en una tortuosa disquisición sobre cómo se corta el cuello de un gorrino, se coloca su cabeza antes de ser ajusticiado, y se inmovilizan sus piernas. "Cuando se le pega al toro --contrarrestó--, el toro vuelve. ¿Qué pasa, que el toro es tonto? No hay ningún animal en la naturaleza que haga eso".

Hubo una ronda de historias sobre la fiesta de antes y ahora: "Todos los que sabían de verdad de esto han muerto, y los que quedamos moriremos dentro de poco sin que se nos sustituya porque ahora vas a las plazas y casi no ves gente joven", explicó Méndez.

"¿Cuántas corridas hay al año en Barcelona? ¿De 12 a 15 corridas? Eso no es nada. Lo que es importante que se entienda --dijo el empresario taurino De Pedro--, es que a nosotros, aunque vivamos de esto, lo que ocurra en Cataluña nos la trae al pairo desde el punto de vista económico".

"No, no, eso no, hombre", repuso el apoderado Carmona.

"¿Cómo que no?"

"¿Y si después de Cataluña viene Córdoba?"

"Por eso lo económico es lo de menos. Es una cultura que desaparece. Y cuando desaparece en una zona...".