El juez de instrucción número 4 de Granada, Antonio Moreno, aprecia como "particularmente degradante y vejatorio" el carácter de las conductas del padre Román, cabecilla del grupo de religiosos imputados en los supuestos abusos sexuales a menores en Granada, hacia el primer denunciante de los hechos.

En el auto, al que ha tenido acceso la agencia Efe, referido al padre Román, que eludió la prisión tras pagar una fianza de 10.000 euros, el juez relata los supuestos abusos sufridos por el primer denunciante desde que en el 2004, con 14 años, comenzó a pasar "mucho tiempo" en las casas de este grupo de religiosos y hasta que los abandonó, con 17. Con 7 años, el denunciante comenzó a ir los domingos junto a un amigo a la misa que se oficiaba en la iglesia de Granada de la que era párroco el padre Román, que les propuso a ambos ayudar como monaguillos.

Ya en 2004, con 14 años, el joven empezó a pasar "mucho tiempo" en las casas de este grupo de religiosos hasta que el cura le propuso quedarse a cenar y a dormir y ver una película diciéndole que veía en él "una gran vocación para el sacerdocio" y que por ese motivo debía compartir con el grupo de sacerdotes su modo de vida.

Según el auto, cuando el menor se quedaba allí, el imputado le proponía ocupar su cama pese a que había otras libres, lo que hacía sentirse al chico presionado "física y psicológicamente". En dos ocasiones entre el 2006 y el 2007 el sacerdote, tras un masaje previo, intentó agredirle sexualmente. En otro momento, en una de las casas propiedad de estos religiosos y en presencia de los sacerdotes y los dos laicos que formaban parte del grupo, el cura le dejó en evidencia tras relatar a todos un episodio relacionado con la práctica de masturbaciones.

Según el auto, el joven llegó, además, a sufrir amenazas verbales en el sentido de que "si no vivía la sexualidad con claridad de miras, tendría que dejar el grupo". Todos estos hechos acabaron a mediados del 2007, cuando el denunciante abandonó el grupo de religiosos.