La sanidad pública está cuestionada. Está sufriendo recortes en quirófanos, plantillas, además de fórmulas como el copago. El Gobierno andaluz se mantiene firme al rechazar esas cuestiones, teme que el Ejecutivo del PP quiera retirar prestaciones y asegura que el sistema sí es sostenible.

--Rajoy promoverá un pacto por la sanidad. ¿Qué le parece?

--En Andalucía rechazaremos cualquier fórmula que pase por la privatización o el copago.

--"Elaboraremos una cartera básica de servicios a través de una ley", dijo Rajoy. ¿Le gusta?

--Existe ya una cartera básica de servicios aprobada por el Gobierno y que incluso dicta el mecanismo por el que se incorpora cada nueva prestación, que precisa de un informe económico. No es ninguna novedad. No sé si lo que se pretende es modificar esa cartera básica de servicios excluyendo algunas de las prestaciones o incorporando mecanismos de copago ciudadano. Lo que no sé es si Rajoy estaría dispuesto a hablar de mejorar la fórmula de financiación del sistema sanitario. Estaríamos encantados con esa discusión.

--¿Revisaría prestaciones?

--Es un error la idea de que hay prestaciones que son de lujo o que son superfluas o no contribuyen a la calidad de vida de la mayoría de las personas. Apuesto por profundizar en técnicas como la fecundación in vitro, por ejemplo, que quizás no implican una urgencia vital pero para la clases medias puede ser algo fundamental. Soy una firme convencida de que el mantenimiento del Estado del Bienestar recae sobre las clases medias y si ese sistema no le da respuesta a sus expectativas, progresivamente se produce un alejamiento. Retirar prestaciones es un error.

--Propuso ir a los tribunales contra las comunidades que hagan recortes, ¿es posible?

--El Gobierno de España ante el cierre de quirófanos no tiene competencias. Pero una comunidad no puede decidir que excluye a determinados ciudadanos de la prestación sanitaria. Y no se pueden establecer tasas o recargos de copago que no estén previamente aprobadas por leyes estatales. No es verdad que cada comunidad pueda hacer lo que le dé la gana. Se han roto consensos básicos que antes nunca se habían roto y ha pasado desde que el PP ha llegado a muchas comunidades y ha acumulado tanto poder.

--9.393,9 millones de euros (sanidad en el Presupuesto andaluz), ¿mucho, poco, suficiente?

--Suficiente. Es un Presupuesto que a nosotros nos permitiría conseguir el año que viene el equilibrio presupuestario y financiero. Si uno de cada tres euros que maneja Andalucía se destina a sanidad y hay que ahorrar, o se tiene la voluntad firme de no dar restrocesos o es complicado. O se ahorra en partidas con cierto margen, como el gasto farmacéutico, o qué hacen las comunidades: desmantelan el modelo. Creo que no es gratuita la crítica permanente a la incapacidad de gestión de las autonomías. Lleva un mensaje subliminal, está invitando al desmantelamiento del Estado del Bienestar. No es inocente.

--¿Y es tan profundo el agujero negro de la deuda del SAS?

--La deuda del SAS está en 550 millones de euros. Nuestra deuda es transparente; siempre está auditada. Me llama la atención cuando el PP llega al Gobierno y dice que se encuentra facturas en los cajones. Nosotros llevamos años aplicando una forma de contabilidad que no permite dejar fuera ninguna factura y ahora con las agencias europeas de rating estamos aún más fiscalizados. Pero no es posible abordar la deuda con el presupuesto anual.

--¿Y qué propone?

--Hay que buscar mecanismos y destinar parte de los ingresos extraordinarios del Estado a abordar esa deuda. Confío en que pueda hacerse a lo largo de la legislatura. Se ha hecho desde el principio, no es nuevo, se han producido hasta tres operaciones de saneamiento. Hay que establecer un mecanismo extraordinario para esta deuda.

--¿Destinar casi un 30% del Presupuesto a la sanidad es factible? El presidente de la Xunta

de Galicia alertó de que no podían gastar tres veces más en farmacia que en universidades.

--Que se destine más a farmacias que a universidades a mí tampoco me parece sostenible. Estamos tomando medidas y el problema no es el precio del medicamento, porque es de los más bajos de Europa. El problema es que a la sanidad pública se incorporan sin criterios de selección todas las innovaciones que aparecen en el mercado y algunas aportan valor añadido y otras no. Y eso es una decisión que radica exclusivamente en el Gobierno de España. Deberíamos endurecer más el filtro. El 90 y tanto por ciento de los medicamentos que se comercializan se financian y eso no existe en ningún otro país del mundo, donde se financia el 30 o el 40%. Esto lo llevo diciendo hace mucho tiempo.

--Grandes laboratorios han advertido contra los hospitales morosos y aquí el gran problema lo tienen las famarcias.

--En Andalucía no se está generando más deuda, el problema es que la industria que soportaba esa deuda ahora tiene dificultad para conseguir crédito.

--Las farmacias al final son empresas familiares asfixiadas.

--En las comunidades gran parte de las facturas con los laboratorios se pagaba a través de las oficinas de farmacia. Nosotros tenemos ahora mismo unos 1.800 millones de euros en botica frente a 700 millones de farmacia hospitalaria. La que no se paga es la hospitalaria. Hay comunidades que han dejado de pagar a las oficinas de farmacia pero eso no ha ocurrido en Andalucía. Hemos pagado las facturas de forma puntual, hemos tenido un problema de tesorería, nos faltó liquidez. Lo previmos y les dimos la posibilidad de que las farmacias acudieran, con todos nuestros avales y pagando nosotros lo que tuviéramos que pagar, al banco a pedir crédito. A día de hoy todos los colegios de farmacia han llegado a acuerdos excepto el de Málaga.

--¿Puede esto suponer el fin del negocio actual de farmacias?

--España tiene un modelo, el mediterráneo, que está en Europa cuestionado. Apuestan por una liberalización del sector que supondría que las grandes multinacionales se quedaran con grandes hipermercados y en el medio rural no se instalan. El PP creo que no comparte el modelo mediterráneo. Es muy grave.

--¿Tendrán que acudir al final a alguna fórmula de copago?

--El copago no es nuevo. Cuando se impulsa pretende dos objetivos. Un efecto disuasorio, que una persona cuando vaya al médico se lo piense y no vaya para cosas banales. Y otro con efecto recaudatorio. Si se pone un simbólico, un euro, no se recauda y es más caro el procedimiento de recoger ese dinero.

--¿Y el copago en la receta como impone Cataluña?

--Prefiero que seamos todos los que paguemos la sanidad a que el enfermo pague. Es un concepto insolidario e injusto.

--¿Y si pagan las rentas altas?

--Pues que paguen más impuestos. El copago sale caro porque a los ciudadanos, cuando se le ponen trabas, retrasan la visita y cuando acuden el problema es más grave y más caro.

--Defiende usted que la gestión privada no es más eficiente pero al final acuden a conciertos.

--Cada vez menos. Es otro de los mitos. No hay ahora una oferta de servicios como la que da el Servicio Andaluz de Salud (SAS) que por 1.200 euros persona y año dé esa calidad y nivel de prestación. No hay póliza privada que lo dé.

--¿La congelación de plantillas no es un recorte encubierto?

--No, es congelación.

--¿Están dejando de cubrir bajas o vacaciones?

--No. Se está buscando más eficiencia y lo venimos haciendo desde hace siete u ocho años. No se dejan de cubrir bajas por problemas presupuestarios pero desde luego que si en un centro sanitario hay 30 camas desocupadas no vamos a abrir esa planta. Si lo hubiera hecho lo diría, como digo que habría que gastar menos en farmacia. Y sí que le traslado a los profesionales que tienen que gestionar bien, eso es una exigencia. No se puede despilfarrar.

--¿Y están dejando de construir nuevos hospitales o ralentizando las nuevas obras?

--Sí.

--¿Esa cuenta de que han dejado de invertir 3.600 millones de euros que denuncia el PP?

--El PP dice esto y no es capaz de decirme ni una sola prestación que hayamos recortado. Si fuéramos capaces de dar el mismo servicio, sin recortar derechos ni prestaciones, y ahorrando 3.600 millones lo firmaría. Ojalá, porque no se trata de gastar por gastar.

--¿Son los que llaman derechos de segunda y tercera generación (la muerte digna o el diagnóstico genético preimplantatorio) los que peligran?

--Si alguien tuviera la tentación de eliminar estos derechos estoy segura de que se traduciría en una falta de identificación del ciudadano con su sistema de salud y no contribuirá con sus impuestos a la financiación. La gran ventaja de nuestro sistema es que cuando el ciudadano tiene un problema de salud grave acude y confía en él. Y la identificación del ciudadano de clase media y alta con el sistema de salud es lo que permite la consolidación del Estado del Bienestar.

--Hay quien dice que usted debería tener más protagonismo en la política andaluza. ¿Le halaga?

--El mío es un trabajo en equipo. Tengo el protagonismo que mi presidente considera que tengo que tener y a mí me parece bien.

--Las encuestas dicen que por vez primera los andaluces confiarían la gestión de las políticas sociales al PP mejor que al PSOE. ¿Por qué ese deterioro?

--Hay una conciencia errónea de que el Estado del Bienestar no tiene vuelta atrás. Sí hay vuelta atrás, está ocurriendo. Los jóvenes han convivido con una sanidad pública o la educación gratuita y se creen que son derechos naturales que nadie puede cambiarlos. Muchos empiezan a darse cuenta de que no solo se pueden desmantelar sino que además se puede hacer en muy poco tiempo y volver a construirlo costaría un esfuerzo social muy grande.

--¿Cómo titularía esta entrevista?

--"El sistema sí es sostenible".