Se acercan las elecciones municipales y me vienen a la memoria unas palabras del presidente de CECO, Luis Carreto , en el trigésimo aniversario de la Confederación de Empresarios de Córdoba, al que asistí como invitado. En el discurso de clausura dijo: "Se ha llegado al punto de pedirles (a los políticos) que no obstaculicen la labor. El presidente de los empresarios reclama consenso y el fin de la inercia".

Me llamó la atención "el fin de la inercia", ya que significa flojedad, desidia, desinterés... etc.

La inercia es el entorpecimiento o intransigencia que contrapone un método verdadero o una guía habitual a probables cambios, dependiendo de la quietud o rapidez en agilizar los proyectos. Palabras que normalmente van unidas, en muchas ocasiones, a los dirigentes políticos. Sucede que por conservar sus puestos, caen en períodos de inmovilidad sin ni siquiera comenzar el movimiento inicial. Se deduce que, al estar cerca los resultados electorales, hacen que se produzca en ellos el temor ante los ciudadanos de tomar medidas drásticas. Por esa amenaza, se origina en ellos cierto recelo a pensar que las cosas no están templadas y de ahí les viene la inoperancia en la realización lenta de sus compromisos, pero si se quiere vivir dentro de la decencia política, esto no debe producirse ya que hay que "jugarse" algo todos los días y ofrecer a los electores el deseo de no ver restringida su libertad en los sufragios determinados.

Decía Einstein: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio" .

Si actuamos con una inercia estática; si no seguimos la dirección pactada de obligaciones a cumplir, por ir en sentido opuesto a los deberes, si nos acomodamos a ver resultados, esta fuerza será nula. Por tanto volverán a caer en un estado inerte, que es el sentido opuesto a lo que deseamos que ocurra. Por eso es necesario que un impulso mayor sea avivado para reemplazar a la rutina.

No estoy en la mente de los políticos pero sí en la del elector. Pienso que se hace difícil para ellos, imagínense la dificultad que se me presenta cuando vemos restricciones burócratas por un "impasse" ante un plebiscito.

Existe una inercia activa entre los políticos en cuanto a la movilización de personas de todas las capas sociales para conseguir su voto. Esta se emplea con rapidez, con educación y sonrisas, muchas sonrisas, saludos en mercados, en la calle, con muchas manos encima del hombro y, por qué no, un brindis o un cigarro en una reunión aunque después se acuerden de la ley del alcohol o del tabaco. Pero mientras tanto que se efectúan este tipo de relaciones sociales, se obstaculizan planes de los que realmente se tienen entre manos y que son importantes, ¡eso sí!: es primordial el dar a difundir de nuevo su programa electoral de forma inmanente y dejar por ello el carácter inminente con las obligaciones de su cargo, sabiendo el porqué están ahí representándonos en los municipios.

¿Qué será esa inercia que les proporciona tanta fuerza a los políticos a buscar nuevas estrategias en campañas electorales? ¿Y qué inercia les produce y que se convierte en lentitud cuando ven acercarse de nuevo las urnas?

Si están en esos puestos es porque están capacitados y no desconocen el sistema. Me consta que en muchas ocasiones realizan esfuerzos hasta alcanzar progresos espectaculares y hasta demuestran amor a su trabajo.

No quiero utilizar este artículo para difundir inestabilidades, simplemente invito a los políticos a ahondar en estas impresiones, a que saquen la fuerza cuando están en el poder o en la oposición y que la energía nunca les falte; en definitiva, cambiar la inercia pasiva por la del movimiento y de seguro que contarán al menos con mi apoyo.

Señores políticos, lo más notable, lo que me intranquiliza de verdad, es la inercia de la humanidad, su inducción a capitular y descuidarse, su tenacidad a vivir desde sí misma, sobre todo desguarnecida. Las personas solemos tener aceptación por las autoridades, respeto aunque muchas veces veamos negativas sus actuaciones. La sociedad quiere verse reflejada en ustedes. En el sistema democrático está establecido que la mayoría no caiga en la ley de que todo cuerpo que no esté sometido a una fuerza permanecerá en reposo. +

* Escritor