El socialista Francisco Cuenca toma desde hoy el bastón de mando del Ayuntamiento de Granada al que aspira desde 2011 gracias a la supuesta trama de corrupción que forzó la dimisión de su antecesor, José Torres Hurtado (PP), pero también al apoyo de tres partidos que lo vigilarán desde la oposición.

Francisco Cuenca (Granada, 1969) ha acabado hoy con trece años de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Granada y ha agarrado el bastón de mando que le han tendido los tres grupos que hasta ahora le acompañaban en la oposición, Ciudadanos, Vamos Granada -formación apoyada por Podemos-, e IU.

Los ocho votos de estos tres partidos en el pleno de investidura celebrado hoy convierten a Cuenca, diplomado en Educación Física y funcionario de la Junta, en el relevo de un Torres Hurtado que dimitió tras conocerse una supuesta trama de corrupción y que dejó a su partido al otro lado del salón de plenos, el de la oposición.

Este docente de formación ha hecho bueno el refranero popular que dice que a la tercera va la vencida y ha logrado 'aprobar' su examen de investidura de hoy, una convocatoria casi extra, después de suspender en 2011 frente a un PP que sacó el sobresaliente de una mayoría absoluta y rozar el aprobado en las elecciones del año pasado.

Cuenca, empeñado en cambiar el Francisco por un Paco, ha logrado los apoyos que se le resistieron tras las elecciones de 2015, cuando un escenario dividido le permitió coquetear con Ciudadanos y su portavoz, el excompañero en el PSOE Luis Salvador, que apostó entonces por facilitar a Torres Hurtado un cuarto mandato que ha durado meses.

La irrupción en esta capital andaluza de agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), las dimisiones que le siguieron y las reuniones de unos y otros en las que cada partido puso sus exigencias sobre la mesa, han fructificado en un nuevo mandato y un nuevo alcalde que, a pesar de estrenarse hoy, ya ha superado también sus particulares cruces.

El que fuera delegado provincial de las consejerías de Obras Públicas e Innovación de la Junta hasta finales de 2010 conoció en junio de 2012 lo que supone ser reprobado en un pleno.

Vivió esta reprobación en calidad de portavoz socialista por negarse a dar datos de la imputación de su pareja en una causa por supuestas contrataciones irregulares en la organización de una feria comercial en Tetuán con un gobierno socialista en la Diputación de Granada.

El PP pidió entonces su dimisión ante un salón de plenos que previamente habían abandonado los concejales de PSOE, IU y UPyD, el mismo escenario que Cuenca presidirá desde ahora junto a sus siete concejales y la actitud vigilante de los diecinueve de la oposición.

El nuevo alcalde de Granada, que presume cada vez que puede de ser vecino del populoso barrio de La Chana y que entró en política inspirado por su tío, el exsenador socialista ya fallecido Juan Cuenca, podrá llevar al terreno político el aprendido sufrimiento de ser socio del Granada CF y las cintas y regates de otra de sus pasiones, el baloncesto.

Le servirá para hacer frente a su relación con el caso Invercaria que estas semanas le ha recordado el PP y que lo relaciona con la ayuda presuntamente irregular y de cinco millones de euros otorgada por la Junta a la empresa granadina Kandor Graphics, por la que los 'populares' ya pidieron su dimisión en septiembre del año pasado.

Amante de las tradiciones granadinas como el Corpus o los helados de Los Italianos, casado y con dos hijos, Cuenca afronta una nueva etapa en la que tendrá que facilitar el AVE soterrado por la ciudad que ha defendido tras las pancartas de manifestaciones, escudriñar con auditorías el Urbanismo y la Economía de la ciudad y hacer frente al botellódromo o la movilidad de este capital andaluza.