Y otros espectros, me faltaba en el título de esta columna. Y es que, en más ocasiones de las que me gustaría, veo muertos, como el chico de la película de El Sexto Sentido . Hay fantasmas del pasado, dígase de algún político al que le dolió en un momento dado tener que soltar el adorado sillón municipal. Pues bien, cual aparecido de Canterbury, pasa su tiempo tejiendo telas de araña, moviendo las fichas del tablero. Para ello usa "otros plenos" en los que deleitar al personal con su cautivante oratoria, y exclama en su nuevo púlpito las faltas y fallos de los demás, buscando en un momento dado volver a la arena política como el gran salvador. Luego están los que en primera línea de gobierno no abren la boca en los plenos, pero ¡ay amigo!, ¿qué hacen sus caras ocultas mientras? Desprestigiar, mover el fango y echar tierra a las personas que ven como enemigos. Es decir, el típico frustrado que no ha llegado donde otros y que ahora usa el cargo para venganzas y patéticos subidotes de autoestima. Tienen un pequeño problemilla, y es que piensan que los afectados de sus tretas están en la inopia. Hay un espectro muy simpático que es el de la frase: "a mí no me gusta salir en las fotos". Vamos, ocupan su cargo, dígase en una institución pública o una cooperativa, y la frase la dicen con la cara de cemento armado, para que veamos lo modesto que es. Eso sí: imponen su criterio de forma autoritaria, toda una lección de humildad, sí señor. ¿Y las almas en pena que pierden elecciones? Lo tienen fácil: asesores en la Diputación. Surgen así especialistas en todo lo inimaginable, lo triste es que en muchos casos la "asesora técnica" es la telefonista de turno. En fin, que estas líneas son un aviso a navegantes de que "haberlos hailos", que el coco de ahora es el más demócrata y educado a la cara, pero rastrero a la espalda. Yo, por si acaso, llevo una cabeza de ajo en el bolso.

* Escritora