Los especialistas internos residentes tienen previsto iniciar hoy una huelga indefinida en el Servicio Andaluz de Salud. En el SAS hay 4.600 residentes en activo. Antes eran conocidos como los MIR (médico interno residente), pero el sistema ha ido engullendo otras especialidades, como los enfermeros, los farmacéuticos, psicólogos, biólogos, físicos o veterinarios, y todos ellos se agrupan tras las siglas EIR. La huelga, por tanto, podría afectar a todas las áreas de tratamiento clínico del SAS.

Hasta hace muy poco, el MIR constituía un ejemplo notable de gestión pública. Los motivos que empujan a la huelga a este colectivo son muy específicos, pero en realidad tienen un común denominador fácil de entender: sus condiciones de trabajo se han vuelto más precarias como consecuencia de las medidas de recortes que viene aplicando el Gobierno central y el autonómico. El malestar no es distinto al de cualquier otro colectivo profesional de la administración. El hecho diferencial aquí es que los médicos residentes (llamémosles así) sienten que han caído desde más alto, desde varios pisos más arriba. Y la razón es muy sencilla: durante años, tanto el Ministerio de Sanidad como las consejerías del ramo en las comunidades autónomas han ensalzado el sistema de formación de sanitarios que existe en España. El modelo cuenta con gran prestigio dentro y fuera del país, tanto que en numerosas ocasiones otros colectivos, como los profesores o los abogados, han reclamado un MIR para regular el acceso y la promoción interna dentro de sus profesiones. Las características que hacen de este modelo de formación en el trabajo uno de los pilares del sistema de salud pública han empezado a tambalearse. Y por eso hoy han lanzado un órdago a la gerencia del SAS.

En España, después de cinco años estudiando la carrera de Medicina General, el licenciado sale con un título con el que puede trabajar en la sanidad privada, pero no en la pública. Para entrar en la pública es necesario hacer el MIR, que empieza por un examen que se convoca cada año, y con el que se accede a una plaza de formación en un hospital. Durante este periodo de preparación, los médicos residentes tienen algunas horas lectivas en las que reciben lecciones como si estuvieran aún en la Universidad, pero sobre todo aprenden trabajando, y además cobran por el proceso de formación. Un residente cobra un sueldo base, un complemento de formación y las guardias que cubra. Normalmente, un aprendiz de primer año (que aún no percibe el complemento de formación) con dos guardias al mes entre semana (17 horas) y otras dos de domingos (24 horas) cobra alrededor de 27.000 euros al año. En el quinto y último año, el sueldo de un MIR alcanza los 38.000 euros.

La Coordinadora Andaluza de Representantes de EIR (Careir) ha convocado desde hoy una huelga indefinida y denuncia que los residentes están realizando tareas formativas e investigadoras fuera de su jornada laboral sin retribución ni reconocimiento alguno. Es así porque el Gobierno ha aumentado la jornada laboral hasta los 37,5 horas, algo que ha afectado a los funcionarios, pero también a los aprendices, y sostiene que ese incremento de la carga de trabajo lleva aparejada una rebaja salarial. Se quejan de que este aumento de la jornada viene impuesto y sin negociación y que el reparto de horas de más en Andalucía se está haciendo de forma desequilibrada y sin equidad. Por último, mantienen que la reducción de las jornadas al 75% de muchos facultativos ha obligado a los jóvenes aprendices a asumir el 25% restante sin que ningún tutor les supervise, lo cual está afectando a la calidad de la formación de los EIR. La Coordinadora denuncia además que en las últimas semanas muchos tutores han dimitido, quejándose de que el exceso de horas de trabajo les hacía imposible continuar con sus funciones de formador de los nuevos médicos.