Pizarras digitales, ordenadores en vez de cuadernos, bilingüismo... los métodos educativos han cambiado y los niños de hoy cuentan con nuevas herramientas de aprendizaje. Pero hay algo inalterable: todo aprendizaje necesita un guía, el profesor, que también debe actualizar su forma de enseñar.

Aunque ya los nuevos Reglamentos de Organización de Centros (ROC), en vigor desde el curso pasado, dieron un paso importante al obligar a los docentes a hacer cursos de reciclaje (hasta entonces eran voluntarios aunque daban puntos para los traslados), la Junta dio un paso más al crear un grupo de trabajo en el Parlamento para debatir un modelo de formación del profesorado. La comunidad no tiene competencias para modificar la formación inicial (la carrera) y la selección de los maestros (las oposiciones) pero sí la formación continua y ultima un decreto para que los directores de los centros se encarguen de diseñar planes de formación obligatorios para el profesorado atendiendo a las necesidades de su colegio. Estos planes formativos deberán ser aprobados previamente por el Claustro y el Consejo Escolar del centro, según avanzó el consejero de Educación, Francisco Alvarez de la Chica, en una entrevista con Europa Press . El hecho de encargar a los directores su diseño entra dentro de la "creciente autonomía de los centros" que imponen los ROC, y el objetivo es que "sean ellos mismos los que establezcan sus necesidades".

Así, "si un centro se da cuenta de que un número elevado de sus profesores no está experimentado, por ejemplo, en nuevas tecnologías, pues que puedan plantear un plan de formación que incida más en eso; o que si detecta que tiene unos niveles por debajo de la media en la enseñanza de la lecto-escritura, pues que tengan que insistir más en ese tipo de formación", explicó.

Estos planes de formación serán de obligado cumplimiento para los docentes de los centros públicos, tal y como se establece en los ROC, que fija la formación entre las funciones y deberes de los profesores, que además "tienen la obligación de formarse para cobrar, por ejemplo, los sexenios". La novedad radica en que "serán los propios centros, dentro de su autonomía, los que decidan" en qué deben mejorar sus profesores. El equipo directivo adquiere así nuevas potestades, después de que recientemente entrara en vigor la orden que también da a los directores más facultades disciplinarias sobre los profesores para expedientarlos en caso de faltas leves. "Enseñar con ordenadores no es enseñar como siempre, sino como nunca, y eso requiere de una modificación de las maneras de enseñar. Por eso tenemos que ayudar mucho a los profesores, porque creo que no es justo exigirles que todos los cambios los conozcan de manera inmediata", reconoció De la Chica, quien insistió en "ayudar a los profesores a prepararse y a ver las nuevas tecnologías como una oportunidad" para ofrecer a los alumnos métodos "más motivadores y más aproximados a la capacidad de evolución de cada niño". Sin embargo, el consejero advirtió de que la formación del profesorado solo tendrá éxito si los centros cuentan con plantillas estables y presumió de que el próximo curso la estabilidad rondará el 80%.