Hoy se cumplen diez años de la muerte de Rafael Orozco , el gran pianista cordobés de fama internacional, prematuramente desaparecido (en Roma, a los cincuenta años de edad), cuando se hallaba en plena madurez artística y personal. Como es lógico, este décimo aniversario de tan luctuoso acontecimiento no podía pasarse por alto en la ciudad que vio nacer al carismático pianista, y en la que éste vivió hasta que, en los albores de su adolescencia, marchara a Madrid al encuentro del célebre maestro Cubiles , y luego, tras ganar el codiciado primer premio del Concurso Internacional de Piano de Leeds en 1966, a una carrera internacional de altos vuelos. De ahí que el Conservatorio Superior de Música, que lleva su nombre desde poco después de la muerte del pianista, en colaboración con la Asociación Pianística creada recientemente en su memoria, haya organizado un acto conmemorativo en la mañana de hoy, el cual incluye un maratón pianístico, en el que un buen número de jóvenes intérpretes homenajearán al admirado artista, a través del piano y de los compositores que más cerca estuvieron de él a lo largo de su vida: Mozart , Beethoven , Chopin , Liszt , Schumann , Brahms , Albéniz ... Un acto sencillo y emotivo que nos traerá el recuerdo de Rafael y que servirá además para dar a conocer la referida asociación, en esta Córdoba que supo sentirse orgullosa del artista (en 1986 le fue concedida la Medalla de Oro de la Ciudad y el Título de Hijo Predilecto) y que, desde 2002, rinde tributo a su memoria, con el festival de piano que, cada mes de noviembre, reúne a destacados pianistas españoles y de fuera. Una estupenda iniciativa, auspiciada por el Ayuntamiento de Córdoba con la inestimable colaboración de la Fundación El Monte, la cual tendrá este año, a buen seguro, singular relevancia.

Pero, aunque todo esto ocurre aquí venturosamente, lo cierto es que la memoria de Rafael Orozco, como la de tantos eximios intérpretes, se va perdiendo, a pesar de puntuales iniciativas dignas del mayor encomio; como las llevadas a cabo por Radiotelevisión Española, al sacar a la luz magistrales interpretaciones de Orozco, existentes en el valioso archivo sonoro del ente público. Aun así, no deja de ser una verdadera lástima que la importante discografía orozquiana (con los sellos EMI, Philips y Auvidis Valois) vaya quedando descatalogada ante los imperativos del mercado. Ciertamente, éste es el triste sino de los intérpretes, incluso de los grandes como Orozco; en efecto, un destino del que sólo escapan contadas figuras legendarias, pero pocos más. Por lo que sólo podrían cambiar las cosas si las mencionadas casas discográficas acometieran remaesterizaciones de aquellos discos de vinilo grabados en los años sesenta, setenta y principios de los ochenta, y la sucesora del sello francés en que Rafael Orozco hizo sus últimas grabaciones, ya en compacto, hiciera reediciones de éstas. Si no es así, habría que esperar que instituciones o entidades públicas o privadas se implicaran en la recuperación de ese formidable testimonio del arte pianístico de Orozco.

Lo que constituye el legado de un artista que vivió apasionadamente para la música y el piano. Un virtuoso que encandiló a los más exigentes públicos de Europa, América o Japón, con actuaciones memorables en escenarios como el Carnegie Hall de Nueva York, el Musikverein vienés, el Teatro Colón de Buenos Aires, el Concertgebouw de Amsterdam, el parisino Teatro de los Campos Elíseos... O el Royal Albert Hall de Londres, imponente sala en la que actuó en incontables ocasiones, pues fue en el Reino Unido donde Orozco comenzó su carrera y donde más tocó. Y así, tras triunfar en los principales festivales ingleses (Edimburgo y Aldeburgh, entre otros) y con las grandes orquestas londinenses (New Philharmonia, London Philharmonic y, especialmente, la Royal Philharmonic, con la que grabaría la integral de los conciertos de Rachmaninov), la carrera de Orozco se proyectó a todo el mundo, convirtiéndose en frecuente su presencia en los Estados Unidos (con las orquestas de Chicago, Cleveland, Los Angeles o Filadelfia), Australia o Japón, y confirmándose como uno de los grandes en Europa. Y todo esto no pueden dejar de conocerlo las nuevas generaciones de pianistas.

* Director del Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco