"Lo malo es educar sin amor", acaba de decirnos el doctor Claudio Naranjo , psiquiatra, musicólogo y pedagogo. Porque es bueno dejar caer la mirada en el ancho campo de la educación y de la formación, adivinando sus claves y sus secretos. Porque el gran problema de hoy es que la educación no educa, sino que es un fraude. "Te vende grandes conceptos, pretende enseñarte cuál es el secreto de la vida, y, luego, no aporta más que hechos científicos, cuando lo que necesita un niño es conocerse a sí mismo". Otro de los grandes descubrimientos que nos hace este psiquiatra es saber que somos "seres tricerebrados". La neurociencia nos enseña que tenemos un cerebro racional, otro afectivo y otro instintivo. La educación debería contribuir a armonizar esas tres partes. Y, además, no puede hacerse con prédicas. "Si un profesor no es libre, no puede enseñar libertad. El niño aprende de lo que uno es, no de lo que uno dice". Todo esto nos invita a tomar en serio la enseñanza y la formación. Nos dirá el doctor Naranjo algo importante: "No es la guerra, no es la política ni el mercado lo más importante para transformar el mundo. La única posibilidad para transformar el mundo está en la educación"... Ahora que la vida nos ofrece tantas posibilidades, ahora que se nos abre la baraja de tantos caminos, será bueno abrir nuestros oídos a esas voces y llamadas de los que entienden sobre temas educativos. Y al final, entre tantos paisajes, resulta que lo más importante es el cultivo del amor, es decir, la atención, la preocupación, el interés por lo que anhelan los niños. Esa relación tan importante del maestro con los niños. Las cosas que interesan se aprenden por el amor al conocimiento, y no por miedo al suspenso. Aquello que aprendemos a la fuerza se olvida enseguida. Lo que retenemos es lo que aprendimos con ilusión.

* Periodista