El sistema de regulación general de la cuenca del Guadalquivir, el más importante de la misma y dedicado casi en su totalidad al riego de los cultivos, ha pasado hace unos días a situación oficial de emergencia --hasta ahora se encontraba en alerta-- como consecuencia de la sequía sufrida por la comunidad autónoma andaluza ante la falta de precipitaciones.

Según el último informe de sequía de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), con fecha 2 de noviembre, consultado por Europa Press, el agua embalsada en este sistema se sitúa en un 25,7 por ciento del total de capacidad del mismo, que se sitúa en los 5.609,5 hectómetros cúbicos. Los otros sistemas, ya menores, que se encuentran en emergencia son Salado de Morón (3,2%), Cubillas-Colomera (23,7%), San Clemente (7,2%), Rumblar (21,4%) y Dañador (36,2%).

El resto se establecen en una serie de parámetros que van desde la normalidad hasta la situación de alerta, que afecta a Quentar-Canales, Bermejales, Hoya de Guadix, La Bolera, Fresneda y Sierra Boyera. La situación general de la cuenca es de alerta, si bien por ahora la CHG no tiene entre sus previsiones solicitar la aplicación del decreto de sequía a la administración central, pues está establecido que únicamente se puede acceder a ello cuando o la cuenca o el sistema general cumplen dos meses en emergencia. Aunque la parte más perjudicada por esta situación son los regadíos, se cuenta con la ventaja estratégica de que la campaña de riegos ya está finalizada.

Habiendo paliado levemente la problemática las últimas lluvias caídas, la cuenca espera las precipitaciones necesarias para salir del estado actual. Sin embargo, donde no se detectan problemas por ahora es en el abastecimiento humano, pues se calcula que las reservas actuales podrían suponer agua para entre tres y cuatro años. Recientemente, la CHG autorizó la realización de desembalses de agua de en torno a 5 hm3 para atender las demandas del regadío.

La confederación, ante la ausencia de precipitaciones y a pesar de la escasez de recursos en la cuenca, atendió de esta manera las solicitudes de numerosos regantes para que pudieran realizar un riego que se considera de gran importancia para determinados cultivos en estas fechas. Durante esta Comisión de Desembalse, igualmente, se hizo un repaso al año hidrológico 2016-17, "más seco de lo normal", con una media de precipitaciones entorno a un 14 por ciento inferior a la media histórica, sin apenas escorrentías, ya que han supuesto un tercio de la aportación media anual a los embalses. Esto ha supuesto que sea el cuarto año consecutivo en el que se reducen las reservas de agua en la cuenca.