Eran las 11.30 horas cuando daba comienzo con un toque de silbato en Peñarroya-Pueblonuevo la 50 edición del concurso de entibadores con motivo de la celebración de la festividad de Santa Bárbara, patrona de los mineros. Una hora después, otro toque de silbato anunciaba el final de la prueba. Este año ha ganado la pareja de mineros formada por Francisco Turiel y Manolo Gómez, dejando claro su destreza con el hacha y la sierra, confeccionando así, con extrema corrección, el cuadro la visión de la minería.

Las seis parejas ataviadas con mono azul, botas de seguridad y casco con linterna se presentaron al tradicional concurso que consistió en la colocación de un cuadro de galería, "con arreglo a las costumbres de nuestras explotaciones" explicó Carmen Gallego, la jefa de relaciones laborales y recursos humanos de Encasur.

Desde el Ayuntamiento "colaboramos en el concurso y seguiremos potenciando en la medida de lo posible para siga manteniéndose viva esta tradición que refleja fielmente lo que es nuestro pasado y nuestra historia, un pueblo minero", aclara la alcaldesa, Luisa Ruiz.

Tras una hora exacta, los cuadros quedaron montados en una armadura de hierro de dimensiones semejantes a una galería de mina. A ambos extremos de la armadura se fueron colocando sendos cuadros. Junto a cada puesto de trabajo --numerados en la armadura metálica-- se colocaron previamente tres rollizos largos para los pies derechos y dos cortos para la montera, al objeto de que, caso de estropearse un rollizo, existiera uno de repuesto.

Los concursantes con punterola, hacha, sierra, hazuela, pico de mano, cuerda y alambre tuvieron prohibido el uso de otras herramientas, y fueron calificados por la velocidad de ejecución del cuadro, por la alineación, el aplome, la cara de la madera, el ajuste y labra, sin olvidar las medidas.

Cuenta la tradición que entibar en las minas consistía en apuntalar y fortalecer con tablas y maderos las excavaciones que tenían riesgo de hundimiento, con lo que la entibación era solo para los expertos de la madera, aquellos que eran capaces de colocar un cuadro de galería de tres piezas, una trabanca y dos postes, que debían quedar cuñadas afinadamente en la trabanca y en los pies.

Narra una espectadora que su tío falleció en el pozo San José por el derrumbe de una galería el 13 de noviembre del 62. "Picador de los de antaño, nos contaba que si la madera avisaba con un crujido significaba que un derrumbe estaba próximo", comentó

Los espectadores, entre el olor del incienso y el ruido de la pólvora, con la niebla densa de fondo, sintieron una vez más el orgullo de esta tradición, la que remonta a tiempos pasados, donde el negro mineral era arrancado de las entrañas de la tierra con esfuerzo y sacrificio.