Estamos con algún que otro ligero dolor de cabeza y molestias de garganta. A esta altitud, en el Cho Oyu, uno sube muy despacio por la ausencia de parte del oxígeno que dejamos en alturas inferiores, donde nos solemos mover todos los días. El cuerpo está adaptado a ese entorno y aquí cualquier bocanada de aire que tomas siempre es menor de la que respiras habitualmente, por lo que te cansas antes y los tiempos en recorrer distancias se ven aumentados. Según la permanencia que lleves en este nuevo entorno adecuando tu organismo, cualquier cosa que hagas de esfuerzo físico, tal y como lo harías normalmente, aquí no tiene nada que ver con el rendimiento que deseas obtener. Por supuesto, en nosotros influye el entrenamiento y las expediciones anteriores, y más aún con estos días pasados en el campo base avanzado. Aún así hemos remontado de nuevo a los campos 1 y 2 de altura. Nos hemos movido ya sobre los 7.000 metros de altitud y eso el cuerpo lo nota, a pesar de que tras la expedición de este verano pasado al Perú ya lo teníamos en el recuerdo. Pero aquí en el Campo 2 nos encontramos a algo más de un kilómetro y medio por encima del campo base avanzado y a poco más de un kilometro de la cumbre, aunque a pesar de tenerla tan cerca no debemos confiarnos, en particular de la meteorología, de la que Juan Antonio Navarro desde Córdoba nos hace el seguimiento de cómo va y según cómo nos encontremos decidiremos el ataque al campo 3 el miércoles, y la madrugada del jueves, a por la cumbre.