El Convento de Santa Clara se convertirá en el Museo de la Ciudad, aunque el eje central del museo será el propio edificio, que una vez rehabilitado ofrecerá la historia de Córdoba --desde el siglo VI a la actualidad-- en la propia historia del edificio, que fue desde iglesia tardo-romana en el siglo VI, hasta mezquita en la época califal, y convento mudéjar en el siglo XIV, destacándose también la etapa barroca.

Un convenio firmado entre el Ayuntamiento de Córdoba y la Fundación Caja Madrid posibilitará la puesta en valor de este valioso legado monumental y artístico cordobés, olvidado en la calle Rey Heredia desde hace décadas. A partir de ahora se acometerá la rehabilitación en dos fases. La primera consiste en el estudio y la recogida de datos relacionados con Santa Clara, donde intervienen historiadores, arqueólogos, restauradores de pinturas, de maderas, historiadores de arte y arquitectos. Se trata de un equipo amplio capitaneado por el arquitecto Rafael Ruiz Cabrero e impulsado por Urbanismo y Cultura del Ayuntamiento. El monumento está actualmente en plena fase de estudio.

En una segunda fase se llevará a cabo la restauración propiamente dicha. Se encargará un proyecto de financiación del que se hará cargo la Fundación Caja Madrid, con la idea de dedicar Santa Clara a un museo del propio edificio. Los expertos sostienen que se está realizando un tipo de investigación global tan completa que es inédita en España. El propio arquitecto Gabriel Ruiz Cabrero declaró ayer a este periódico que "se hace porque es un edificio rico que recoge la historia de la ciudad".

Hasta ahora el Ayuntamiento ha corrido con los gastos de limpieza de la primera fase, a través de Vimcorsa, que ha ejecutado el adecentamiento del edificio, que estaba invadido tanto por animales (gatos, ratas y palomas) y por plantas (había higueras de ocho metros de altura). Se ha llevado a cabo una limpieza en profundidad y Caja Madrid hace los trabajos de levantamiento fotogramétrico. Se ha fotografiado todo el edificio y posteriormente han entrado a trabajar arqueólogos e historiadores.

Entre los profesionales y empresas que participan en este proyecto figuran el equipo de arquitectos encabezado por Gabriel Ruiz Cabrero y Lola Montalvo; Antonio Portillo, gerente de Vimcorsa; el Departamento de Conservación del Patrimonio Histórico Español, de la Fundación Caja Madrid, que dirige Gabriel Morate, y al que pertenecen también José Peral, María Teresa Blanco y Aina Tejero; el arqueólogo Pedro Marfil; el historiador e investigador Manuel Nieto Cumplido; la conservadora y restauradora María Isabel Baceiredo. Luis Caballero Zoreda se ocupará de la arqueología de la arquitectura; Latorre Cámara SL. se ocupará de la cartografía, con Leandro Cámara y Pablo Latorre; y de la dendronología se ocupará Eduardo Rodríguez.

En el futuro Museo de Santa Clara se podrán observar desde mosaicos tardo-romanos del siglo VI hasta los restos de una mezquita de la época de Almanzor. También se podrán observar los restos de lo que fue parroquia de Santa Catalina, que gracias al arcediano de la Catedral Miguel Díaz se compraron las casas colindantes de la manzana y se construyó un convento. Esto ocurrió en la época de Alfonso X el Sabio. El convento se denominó de Santa Catalina, Santa Clara y Santa Isabel. El nombre original de la parroquia es el de Santa Catalina, aunque al instalarse en él las Hermanas Clarisas, cambió el nombre. La denominación de Santa Isabel proviene de Isabel de Francia, muy vinculada a la Corona Española, ya que su madre era Blanca de Castilla y Alfonso X la tenía como de la familia. Al principio se monta un convento muy pequeño en la parte de la mezquita y más tarde se convierte en iglesia. El patio de la mezquita se transformó en el claustro del convento y en la planta superior se instala el claustro de las monjas. El resto era una huerta donde había un pozo, las cocinas y otras dependencias del convento. En el primero, que data de octubre de 1269, se instalaron 8 monjas.