El único acusado por el doble crimen de Almonte (Huelva) en el que perdieron la vida una niña de 8 años y su padre, aseguró ayer en una declaración de tres horas en el juicio que se celebra contra él en la Audiencia Provincial de Huelva, que «por supuesto que no los maté».

A preguntas del fiscal Pablo Mora el acusado, F.J.M., definió a M.A.D., el fallecido, al que conocía porque eran compañeros de trabajo en el mismo supermercado y con el que mantenía una «relación cordial», como «una bellísima persona» y «un padre excepcional», remarcando que «no tenía enemigos».

Asimismo, apuntó que «nunca» tuvo problemas con él a pesar de que éste sabía que tenía una relación extramatrimonial con su mujer, Marianela Olmedo -que también era empleada del supermercado-, por lo cual incluso había terminado con su anterior pareja después de 11 años.

Con respecto a la niña señaló que tenía más relación con ella cuando M.A.D. y Marianela Olmedo y él y su antigua novia salían en pareja, pero que cuando ya ambos comenzaron la relación «yo la evitaba porque la situación no era la adecuada».

Indicó que la tarde en la que ocurrieron los hechos cree que no salió del supermercado, aunque no recuerda con detalle, porque de ese día no le preguntaron por él hasta un año después, si bien negó categóricamente que ese día fuera a la vivienda en la que residían las víctimas y las matara.

Se definió como una persona «sincera» y calificó de «inexplicable» que su ADN apareciera en unas toallas de la vivienda de las víctimas ya que hacía «más de tres años» que no entraba en ella; también precisó que cuando ve mucha sangre -como había en el escenario del crimen- se desmaya.

Aseguró que se enteró de los hechos por el marido de la hermana de Marianela, la cual llevaba dos días preocupada porque no sabía nada de las víctimas, y que al saberlo le dio «un ataque de ansiedad», y estuvo «varios días en cama llorando como un niño chico».

Sobre el móvil pasional de los hechos, tanto a pregunta de la fiscalía como de la letrada de Olmedo, Inmaculada Torres, negó que tuviera celos de la relación que mantenía ésta con su marido después de separarse, que «nunca» la obligó a que lo dejara o que no lo viera: «Sólo una vez le dije que no se separara o se quedara con él y me dejara a mí hacer mi vida».

HACER LAS PACES / Rechazó que en algún momento «la controlara o le prohibiera alguna cosa», que la respetó en todo momento; «teníamos una relación de idas y venida, pero ella era siempre la que llamaba para hacer las paces», dijo, asegurando que «nunca la ha insultado».

Con respecto a los tiempos de la tarde de los hechos, de si salió o no del supermercado antes de que finalizara su jornada laboral, le indicó al otro abogado de la acusación particular, Gustavo Arduán, que lo que quiere es «que se demuestren los tiempos, que la gente lo sepa», ya que se sostiene que pudo ausentarse del trabajo para presuntamente cometer los crímenes.

A preguntas de su defensa, F.J.M. quiso dejar claro que «es imposible que alguien salga de la tienda fácilmente, y menos sin que nadie se percate de su ausencia, cada empleado tiene una tarea asignada y si no la hace se nota». Sobre lo sucedido tras su detención en junio de 2014, dijo que no se le informó de sus derechos.