-Dice usted que las grandes preguntas filosóficas no tienen respuesta. ¿Por eso el ser humano anda perdido?

-En parte, sí. Pero también anda perdido porque no sabe preguntar. Es muy importante plantear bien las preguntas.

-La moral se ha entendido como la represión de los sentimientos. ¿Qué culpa lleva en ello la Iglesia?

-Bastante, porque los sentimientos se han visto como pasiones, como algo que el individuo padece y que debe ser extirpado. Pero también la Iglesia ha fomentado algunos sentimientos, como el de la vergüenza. Hay sentimientos buenos y malos.

-¿También los corruptos se rigen por sus principios éticos?

-Diría que no. Me parece que esto es un engaño. Los corruptos se rigen por su beneficio privado.

-¿Por qué los ricos son felices con tanta miseria a su alrededor?

-Es una pregunta ancestral de la filosofía. ¿Por qué el tirano es más feliz que el hombre justo? Hay que preguntarse qué significa ser feliz.

-Parece que los bancos se rigen por este principio: "Haz a los demás lo que no quieras que te hagan a ti".

- (Ríe). Justo lo contrario de lo que dice la ética. En parte, es cierto. Los bancos o algunos banqueros.

-Dígame qué virtud rechaza y con qué pecado se queda.

-¡Uf! Rechazaría la humildad. Después de pasar por Nietzsche, creo que la humildad es difícil recuperarla. ¿Con qué pecado me quedaría? Con muchos moderadamente.

-¿Tiene algún valor la ética en tiempos de miseria moral?

-Teórico, todo. Práctico, poco. Pero quizás es lo único que nos puede salvar finalmente.

-En Alemania una ministra dimite porque plagió su tesis doctoral. ¿Entiende ahora por qué nuestros políticos no son doctores en nada?

-El pasado católico, en nuestro caso, pesa mucho y el no haber pasado por la reforma protestante, y el haber tenido, en cambio, una contrarreforma. Eso nos lleva a no dimitir por nada.

-Usted entiende la ética como sentido común. Ahora comprendo por qué la gente no sabe de qué va el tema.

-Descartes decía que el sentido común era el mejor repartido. Habría que entender la ética como sentido común.

-¿Ve a la gente indignada?

-La veo muy indignada, pero pienso que hay que ir más alla. La indignación es un revulsivo, pero tiene que llevar a algo, a alguna acción. Algo de eso he visto en el movimiento contra las hipotecas.

-Breve historia de la ética. ¿Su libro puede servir al ciudadano como libro de autoayuda en tiempos de desconcierto social?

- No me gustaría que se viera como un libro de autoayuda y, además, no creo que a ningún lector al que le guste la autoayuda le guste mi libro. La filosofía es lo contrario de la autoayuda.

-En filosofía del lenguaje se analiza el lenguaje moral. ¿No estudiarán ustedes a Cela?

- (Ríe) No querría acusar a nadie. Lo cierto es que cuando la filosofía estudia el lenguaje moral, ha hecho una filosofía excesivamente aséptica y no ha entrado en el fondo de la cuestión.