-Está viviendo en Córdoba un día histórico en el que los ciudadanos británicos han decidido salir de la UE, ¿Qué consecuencias puede traer?

--Es una pésima noticia porque revela la irresponsabilidad de los políticos. Por otro lado, la democracia tiene mecanismos para la recuperación pacífica de los desastres, pero esto va a llevar tiempo, creo que es el final del Reino Unido.

-¿Cree que puede haber contagio?

--Temo que las fuerzas radicales nacionalistas de varias partes de Europa encontrarán el ejemplo a seguir. Vamos a ver lo que ocurre aquí con Podemos, que es cualquier cosa menos una fuerza europeísta y democrática.

--Su presencia en la ciudad también se debe a la presentación de su último libro, ‘La mirada sin ira’. ¿Era necesario para usted hacer este balance biográfico? ¿Qué aporta?

--No hubo una necesidad. Me gusta escribir. Modestamente, lo que quería era contar mi vida, con todos sus claroscuros, y no únicamente desde el punto de vista político. También hablo de vida, de dramas personales. Solo espero que sirva para la reflexión.

-Defiende el bipartidismo. ¿No cree posible el gobierno de más fuerzas políticas? ¿Cree que somos incapaces de dialogar?

--Creo en el poder de diálogo de los españoles, porque ya lo demostramos durante la Transición, pero la democracia representativa tiene que ofrecer soluciones concretas a los problemas del ciudadano y debe ser un sistema estable. Pensar que el multipartidismo es democracia es falso, puede ser más inestabilidad. Creo que sería bueno volver al bipartidismo. Los grandes partidos, en realidad, son coaliciones de fuerzas y corrientes.

-¿Cree que los casos de corrupción son el principal motivo por el que el ciudadano busca el cambio?

--Es uno de ellos, pero no el único. La corrupción se produce porque los partidos asumen poderes que rebasan sus competencias y se convierten en sistemas mafiosos. Qué duda cabe que hay un problema de corrupción en determinadas áreas del PP, pero hay dos casos de corrupción sistémica, uno es Cataluña y otro es Andalucía, aunque digan que unos se lo meten en el bolsillo y otros lo reparten. En el fondo, es lo mismo.

-¿Hemos sabido cuidar de nuestra democracia?

--Ha habido una cierta dejación en la profundización constitucional y de la democracia, en el respeto que deberíamos tener a la ley y a la Constitución. Pero no soy negativo, llevamos cuarenta años de libertad y, a pesar de los efectos de la crisis, ha habido una notable mejora económica, y todo eso es debido a un momento fundacional, el de la Transición, y debemos recuperar, no ya ese espíritu, sino las bases en las cuales los españoles llegaron a entenderse y a decidir que todos cabíamos en nuestro país.

-En 1979 fue secuestrado por ETA, delito por el que Otegui fue juzgado y absuelto. ¿Qué siente ahora?

--Siento repugnancia. Yo no le pude reconocer, pero está suficientemente certificado y demostrado que él fue el jefe de la banda que me secuestró. Siento repugnancia moral y política porque es un asesino que nunca se ha arrepentido de sus actos criminales y lo siento también porque hay una parte de españoles que estima que este hombre puede ser alguien significativo en la vida democrática.

-Durante años vivimos el terror de ETA y ahora sufrimos el yihadismo. ¿Es más difícil de combatir?

--El yihadismo introduce un factor novedoso, el religioso, con lo cual tenemos un problema de radicalización ideológica y religiosa. Por otro lado, Otegui y compañía no se suicidaban. Estos sí, por lo que incluyen el factor de la imprevisibilidad.

-¿Qué papel juega España en la UE?, ¿cómo se nos ve en los foros internacionales?

--Hemos tenido fases diversas. La primera y más positiva fue la de después de la Transición, demostramos que fuimos capaces de recuperar la democracia de una manera pacífica y conjunta. Pero ese periodo dura hasta finales del 2004, cuando el PP pierde las elecciones. Ahora hemos recuperado cierto nivel de reputación.

-Ha conocido a grandes personajes. ¿Con quién se tomaría un café y con quién no iría ni a la esquina?

--Me tomaría un café con Obama, aunque no lo conozco personalmente. Con quien no iria a ninguna parte es con Donald Trump.