Fernando Aramburu es novelista, poeta, autor de relatos y escritor de libros infantiles. Su última novela, 'Avidas pretensiones', ha obtenido el Premio Biblioteca Breve 2014

--Una sátira sobre un congreso de poetas celebrado en un convento de monjas. ¿Le perdonarán sus compañeros de letras?

--Mis compañeros de letras no tienen que perdonarme. En todo caso, podrían agradecerme que los he tenido en cuenta.

--Escribe teniendo en cuenta al lector, calculando los efectos del texto. ¿Le gusta que el lector sea cómplice de sus lecturas?

--Exactamente. Soy el cocinero que prepara los platos para el comensal. El comensal es el lector. Yo quiero lectores cómplices, amigos en la broma.

--Dice usted que humor y poesía son incompatibles. Usted fue poeta. ¿Mantiene una relación conflictiva con la poesía?

--Mantengo un matrimonio conflictivo con remansos con la poesía. Nos llevamos a matar, pero no podemos vivir separados.

--"No puedo evitar que algún poeta se busque en el libro", ha reconocido usted. ¿Tan claro ha pintado ese mundo?

--No. Es que, aunque este mundo lo hubiera pintado con colores oscuros, todo aquel que quiera encontrarse en mi libro, se encontrará.

--Su anterior novela versaba sobre la problemática en el País Vasco. Usted mismo ha manifestado su necesidad creciente de volver a escribir sobre eso.

--Sí. Hombre, las historias situadas en mi tierra natal tienen que ver con mi memoria personal. De ahí, que yo no las elija por capricho. Forman parte de mi deseo de dejar un testimonio de lo que he visto personalmente.

--Usted vive en Alemania. Tal vez la política de Merkel ha favorecido una imagen negativa de aquel país. ¿Tenemos una visión deformada de Alemania?

--Yo creo que se tiene una mala imagen de Alemania que parte de la idea de que les va bien y a nosotros nos va mal. Por tanto, alguna trampa han hecho.

--El humor es vital para usted pero en ninguna obra se muestra tan patente como en esta. ¿Tenía necesidad de expresarse de otra manera?

--Lo que no puedo consentirme es la misma nota toda la vida. Necesito cambios. Necesito nuevos retos. Y hacía tiempo que no me expresaba con tanta intensidad en forma humorística.

--Su lenguaje es rico, recupera palabras perdidas e inventa otras. ¿El estilo es la columna vertebral sobre la que se sustenta su novela?

--Totalmente. Pero no solamente una novela. Cualquier obra literaria de cualquier género, si no tiene un estilo propio, la podría haber hecho cualquiera. O sea, el estilo singulariza las obras. Es fundamental.

--El humor era un ingrediente en nuestra literatura clásica. Durante muchos años ha estado desterrado de nuestras letras. ¿Sigue estando mal visto en nuestros días?

--Creo que se asocia el humor con la alegría, con el optimismo, con la fiesta, con lo superficial. No es ese el humor que a mí me interesa. A mí me interesa un humor avieso, retorcido, negro, que no prescinde de la inteligencia.