El joven bailaor y coreógrafo cordobés Rubén Martín Molina, de 30 años, conocido artísticamente como Rubén Molina, triunfa en París con su espectáculo Nuit flamenco, que transmite la esencia y los aromas de Córdoba, la ciudad a la que vuelve «siempre que puedo, tengo aquí a mis padres», como en estas fechas, y en la que algún día le gustaría mostrar todo su arte sobre el escenario. Dice que «la luz de Córdoba es vida, es un alimento natural increíble». El espectáculo, creado y dirigido por él, lleva un año en escena, primero en el Theatre du Marais y ahora en el Café de la Danse, donde cada noche se llena de espectadores y que ha tenido una «crítica brutal», dice. La revista francesa cultural Télérama ha colocado la obra de Rubén Molina entre los diez espectáculos que uno no debe perderse en París.

-¿Que significa este espectáculo en su carrera?

-Yo lo considero como mi tercera etapa como bailarín, desde que empecé con 8 años. Yo me acuerdo de Córdoba como mi motor de creación y luego he tenido la suerte de haber trabajado con el director italiano Franco Zefirelli o con la compañía de Rafael Aguilar, que estuve como solista y aprendí muchísimo. Es mi tercera producción en Francia en la que expreso todo de lo que yo me he nutrido hasta ahora. Yo soy director y coreógrafo de la compañía pero soy una esponja y me encanta compartir con mis compañeros.

-Dice que es una obra que cuenta la realidad que vivimos ahora.

-Sí, hay una buena parte de lo que está pasando ahora, la evolución, el progreso de la mujer pero también una forma reivindicativa de la cultura, que es algo muy sano y super importante y debe estar presente en este tiempo mucho más de lo que está. Y yo lo que intento hacer cuando creo Nuit flamenco es hacer pensar también a la gente porque el flamenco de por sí no hace falta que cuente ninguna historia, es un arte que nace como reivindicación política. Hemos cogido extractos de Bodas de sangre o Yerma, de Lorca, pues tenemos a un fantástico actor como Agustín Galiana, que se encarga de ponerle voz a estos textos de Lorca.

-¿Y cómo se transmite Córdoba en el espectáculo?

-Cuando empezamos a montar la obra, yo me quedo con esos aromas de Córdoba, como el azahar, ese verano tan fuerte, y los impregno en las coreografías. Y pienso que es parte de lo que siente el público cuando sale del teatro, pues me hablan que hay una energía de caballo y que ven que tenemos muchas ganas de compartir con ellos. Es un espectáculo donde integras al público. De Córdoba yo intento que se transmita la forma que tenemos nosotros de sentir, de exponer y de comunicarnos y en este espectáculo eso tiene un sello muy grande porque yo soy el creador de música y coreografía con un equipo de 16 personas. No es que yo cuente una historia de Córdoba pero todo el mundo ve un viaje auténtico dentro de las noches de Córdoba. Quiero que la gente, cuando entre al teatro, se sienta como si estuviese paseando por la Judería, con los aromas, con la música.

<b>-¿Cómo ha sido la acogida del público y la crítica?

</b>-El espectáculo ha estado lleno durante toda la temporada cada noche, ha tenido una acogida impresionante a nivel del público francés. Estamos en el centro de París, con una crítica también brutal. Hemos tenido la suerte la compañía Rubén Molina de estar en la revista Elle y en la revista Télérama, que es un referente cultural mundial, que nos ha considerado como los 10 espectáculos para no perderse en París, cuando hay unos 1.500 espectáculos por noche, y eso fue para nosotros una bomba.

-¿Y no le gustaría estrenar algún espectáculo en Córdoba?

-A mi claro que me gustaría. Pero aquí de Córdoba no me ha llamado nunca nadie y me da bastante pena porque es mi tierra.