O también podríamos decir primavera blanca por lo de la nieve inmediata. Escribo en viernes, por apurar la actualidad, y vi nevar con la primavera en el almanaque el día que se nos fue Paloma, paloma brava, coresponsal eterna. Era de mi quinta. Voló al cielo Paloma Gómez Borrero, que sabía más del Vaticano que los propios papas. Por cierto, que ahora se cuenta que ha venido de la Siberia una niña llamada, naturalmente, Natacha, que es la más bella del mundo, casi transparente. Es la reina de la noche, no al alcance de todos, y además la llaman Albina. Vive en la sombra y está al servicio de la noche. Les tendé informados, que hay cordobeses que conocen el camino de las Perseidas desde abajo.

Para empezar, me llama desde Nueva York un viejo amigo detector de estrellas de España en el corazón del mundo. Y me dice:

--Oye, Tico, que tú sabes mucho de Córdoba, que me hablan de que el modisto español que está triunfando en el corazón de la moda del mundo se llama Palomo Spain, y es de Posadas. Ha revolucionado sobre todo el estilo extravagancia y es un tsunami en la pasarela. Es un crack en todos los aspectos. Infórmame, por favor, que no deja de decir de dónde viene y dónde va.

Dicho queda mis leales. Un crack, como lo es el maestro Julio Merino, que me manda, de entrada, como si nada, tres libros tres, de una tacada. Hermosos libros, históricos libros en el tiempo de los libros histéricos. Siempre basados en la verdad, incluso por él vivida. Gracias, maestro.

También para mí una semana de libro. Alejandro López Andrada me firma su libro El viento derruido, la España rural, que se desvanece, en la estación del AVE, a la sombra de la escultura en bronce del hombre que lee. Nos conocemos personalmente y nos damos fuertes abrazos juntos. Hemos quedado en vernos en su casa, allá en los Pedroches. Como es tiempo de la Feria del Libro veo que sube en la lista de oro El espía del rey, de nuestro novelista de Cabra, José Calvo Poyato. Lo ha lanzado la editora de nuestra casa, Ediciones B.

Ya saben que el trío de ases, Rafa Nadal, siempre tan nuestro, en sus victorias y en sus caídas, Enrique Iglesias, al que yo hice el primer reportaje de su vida, y otro más que ahora mismo no recuerdo, han abierto un restaurante en Miami a base de la tortilla de patata, tesoro nacional, marca España, claro, aunque yo garantizo que la mejor que he saboreado en mi vida ha sido en El Churrasco de la Judería. Alta, gorda, dorada como el oro, bocado de fantasía, expresión de españolismo puro y duro.

Y defiendo al viejo Rey emérito con fuerza donde puedo. Ha tenido errores, cierto, pero también ha hecho cosas importantes, históricas, aparte de frenar lo del golpe, como el día que pidió perdón después de lo del elefante de Botswana. A mí un día, llorando, vestido de gran almirante, me dio un abrazo y me dijo emocionado: «Gracias por lo que has escrito de mi padre en tu periódico».

Concha Márquez Piquer ha escrito un libro. Se titula Yo misma. Les aseguro que el primer reportaje de su vida se lo hice yo, ahí muy cerca, y lo titulé Ha nacido una estrella. Canta muy bien, pero ella sabe que tiene encima el peso legendario de su madre doña Concha, a la que también entrevisté cuando tenía en su casa un canario blanco al que llamaba Pío doce.

Ese inmenso tatuaje de Angeline Jolie en la espalda, en el que se cuenta su historia de amor con el chico guapo, ya saben… bueno, pues aviso, que el que avisa no es traidor, que van a volver a encontrarse porque no han dejado de quererse. O sea, se juntan de nuevo, y si no, al tiempo.

El padre Ángel me llama para pedirme que le gustaría que le visitara en el nuevo restaurante para pobres, que acaba de abrir por aquí cerca. Me dicen que desea abrir otro, en Córdoba, con productos especiales y nuestros.

El otro día en la tele, donde a veces hasta grito y me dejan, relaté cosas de los Borbones, por lo general, y les cuento que un día en la casa del viejo monasterio de Pedrique, tan cerca de Villaharta, puerta de Sierra Morena, que no olvido, el escultor Aurelio Teno me hizo una confesión, bajo la inmensa morera: «Quiero que sepas que esta noche has dormido en la cama que un día le regaló el rey Alfonso XIII a la Chelito».

Como les cuento. Y además, yo había entrevistado en su día a esa mujer, que se buscaba la pulga en el escenario, Consuelo Portela, y que me dio siendo soldado 150 pesetas en un sobre. Cuando vi lo que me dio en el descansillo de la escalera, subí a su casa, llamé al timbre y le devolví aquellos 30 duro. ¡Me van a hablar a mí de corrupción, con lo que está cayendo en España!