--¿De qué tiene previsto hablar este domingo en las jornadas sobre escolarización de alumnos con necesidades especiales?

--Explicaré cómo creo yo que debe ser la escuela inclusiva, esa escuela en la que quepamos todos.

--¿Qué necesita un niño Síndrome Down para desarrollar todo su potencial en el colegio?

--Lo primero, que los padres y los profesores confíen en él. Y luego que lo estimulen mucho, de forma constante y con paciencia, porque a veces no cogemos las cosas a la primera. Y algo importante, no hay que agobiarse por el futuro, por saber qué será del niño cuando se que quede solo, sino centrarse en el presente.

--¿Cómo le trataron en el cole?

--Bueno, hablamos de otra época. Hace treinta años causé revolución porque era el primer niño Síndrome Down que encontraban en clase y muchos profesores mayores eran reticentes, pero acabé siendo feliz, sobre todo, al verme rodeado de otros niños.

--Los niños pueden ser muy crueles con el diferente, ¿no?

--Yo no estoy de acuerdo. Un niño ve a otro y lo primero que hace, de forma natural, es acercarse para jugar. La crueldad viene de los adultos que le enseñan. Recuerdo solo a un niño que se metía conmigo, Rogelio, que era bastante feo por cierto, pero no tuve problema porque los niños de mi clase saltaron como un resorte para defenderme.

--¿Cómo vivió la adolescencia?

--Feliz. Yo siempre he disfrutado mucho de las cosas. No fui nada rebelde, era bueno, obediente y estudioso... Es que yo no sé enfadarme, me cuesta horrores.

--¿Se ha sentido sobreprotegido por sus padres?

--Nunca. Somos cuatro hermanos y al ser una familia numerosa no podían sobreprotegerme, que es lo peor que le puede pasar a un Síndrome Down. Yo siempre recomiendo a las familias que les dejen que espabilen, que no los hagan dependientes.

--Usted estudió Magisterio de Educación Especial, el primer Síndrome Down de Europa con ese título. ¿Por qué maestro?

--De pequeño quería ser periodista o abogado, pero un profesor mío de Málaga, Miguel López, me animó a hacer Magisterio porque creía que podía ser bueno enseñando. Soy muy niñero (la Voz Kids me vuelve loco) y sé cómo llegar a su nivel, puedo hablar su mismo lenguaje.

--¿Le resultó difícil la carrera?

--Es más difícil demostrar que puedes estudiar una carrera que estudiarla. Siempre hay alguien que no cree en ti, pero pasa el tiempo y esos mismos piensan: "Mira, pero si parecía tonto".

--¿Se considera una excepción?

--Lo excepcional en mí no soy yo sino lo que me ha rodeado, la estimulación y confianza que he tenido de mi familia, mis amigos... No soy ni quiero ser la excepción que confirme ninguna regla. Querer es poder y las cosas se consiguen luchando, yendo a muerte a por ellas.

--Hizo una película, Yo, también, y obtuvo la Concha de Plata por ella, pero no lo hemos vuelto a ver en la gran pantalla.

--Bueno, un Síndrome Down solo puede hacer de una cosa, de Síndrome Down, y yo ya había alcanzado lo máximo en ese papel. Intuía que podían encasillarme y me autocorté la coleta. Disfruté mucho la experiencia y me di por satisfecho.

--Siendo tan famoso, le habrán salido muchas novias.

--Tengo muchas fans y me gritan ¡guapo, guapo! cuando voy a algún festival, pero el Síndrome Down pesa más que la fama.

--¿A qué se dedica ahora?

--Trabajo para la Fundación Adecco, doy charlas en empresas sobre integración laboral.