El Gobierno de España clausuró ayer la tercera expedición científica al pecio Nuestra Señora de las Mercedes, que, en el momento de su hundimiento, el 5 de octubre de 1804, dirigía el marino montillano Diego de Alvear y Ponce de León. El proyecto, organizado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la Armada española, ha permitido analizar el estado de situación y la evolución de los restos de la fragata, así como su cargamento, desde que España ganara el caso judicial por el expolio realizado por Odyssey Marine Exploration, una conocida empresa cazatesoros radicada en Estados Unidos.

La expedición se ha enmarcado en los parámetros de la Convención Internacional de Patrimonio Subacuático de la Unesco y, tal y como destacaron fuentes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, «está basada en la cooperación institucional a nivel nacional e internacional», además de constituir «una buena muestra de la capacidad de España a nivel científico y tecnológico en la protección de su patrimonio subacuático hundido en aguas profundas».

El pecio, que actualmente se encuentra junto a las costas del Algarve portugués, a 1.133 metros de profundidad, fue hundido por una flotilla británica en la batalla del Cabo de Santa María, con 250 personas a bordo, muchas de las cuales perecieron en el ataque, entre ellas, la esposa y todos los hijos de Diego de Alvear y Ponce de León, salvo el primogénito.

La última campaña en torno a la fragata, que arrancó a mediados de agosto, ha permitido ampliar el conocimiento del pecio y registrar la dispersión de los restos arqueológicos para, de este modo, poder avanzar en la interpretación y análisis del barco.

Para todos estos trabajos, el Gobierno de España ha movilizado por vez primera uno de los buques de investigación gestionados por el CSIC a través de la Unidad de Tecnología Marina (UTM): el buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa. «Esta embarcación está considerada como la más moderna y mejor equipada de la flota oceanográfica financiada por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad», resaltan fuentes del Gobierno, que añaden que entre los equipos de vanguardia que se han empleado en la campaña arqueológica ha destacado un robot submarino remoto del Instituto Español de Oceanografía. La expedición zarpó del puerto de Cádiz el pasado 18 de agosto y tomó tierra ayer en la localidad murciana de Cartagena, donde se encuentra el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, que dirige toda la campaña.

En agosto del 2015 y septiembre del 2016, el Gobierno de España promovió sendas exploraciones y excavaciones subacuáticas en alta profundidad, lo que convierte al país en pionero mundial en este ámbito. En ambas campañas, los especialistas españoles midieron las variables que pudieran afectar a la conservación del pecio y también se configuró un mapa arqueológico de la fragata y de su cargamento, en el que se localizaron y posicionaron varios cientos de objetos arqueológicos. Así, se pudieron extraer un total de 51 objetos, entre los que figuran un cañón pedrero de bronce de 80 centímetros; un almirez y su maja de oro; una palmatoria de plata; dos candeleros, una gran fuente, platos, tenedores y cucharas todos ellos de plata, que se encuentran hoy día en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática en Cartagena.