-¿Eres poeta rapero. Bob Dylan es Premio Nobel. ¿Está cambiando el mundo sin que nos demos cuenta?

-Sí. Está cambiando y en muchos casos para bien. Gente que abre un poco la mente. Y en otros casos para mal, para la gente que intenta gobernar desde la élite más élite.

<b>-‘Hambriento’ te ha ayudado a ubicarte. ¿Te sentías perdido?

</b>-Sí. Me sentía perdido. Creo que todo el mundo en un momento determinado se siente perdido. El libro me ha servido como terapia. Y a veces, bendita perdición, porque te encuentras a ti mismo de manera más clara.

<b>-Se gana más dinero cantando que escribiendo versos. ¿Entonces por qué lo haces?

</b>-(Ríe). No lo sé. No sé por qué estoy aquí y por qué he llegado a esto. Supongo que porque es como ya con la música. Estoy tranquilo, necesitaba pegarme una paliza a otro nivel.

<b>-Ahora ya formas parte de esa generación de escritores que hacen que la gente joven consuma más poesía. ¿A qué adjudicas este renacer cuando menos se lee?

</b>-Bueno, yo creo que mucha gente joven necesita respuestas, y de ahí acudir primero a la música. Luego han encontrado la fuerza de la letra. En la poesía también encuentran esas respuestas. Yo creo que es más sencillo de lo que parece ese proceso.

<b>-La poesía y la canción, desde los trovadores, siempre estuvieron unidas. ¿Por qué entonces tanto escándalo por la concesión del Nobel a Dylan?

</b>-No lo sé. Supongo que los puristas siempre tienen que echarse las manos a la cabeza cuando algo se sale del tiesto. Que sufran.

<b>-El rap en España está a años luz del de Estados Unidos. ¿Qué tiene el nuestro de propio?</b>

-Hombre, yo creo que tiene bastante de propio, de cómo mucha gente, en muchas ciudades, Barcelona, Madrid, Sevilla, ha cogido su propio entorno y lo ha decorado con el rap de fondo. Creo que hemos sabido darle nuestra personalidad y siempre hay gente que se guía o se influencia por lo que viene de Estados Unidos. Copia directamente. Pero los grupos que han tenido su personalidad propia son los que al final han tenido repercusión.

<b>-Toda la vida haciendo rimas y ahora te pasas al verso libre. ¿La poesía permite formas expresivas que no ofrece la canción? ¿Te permite expresar los sentimientos de otra manera?

</b>-Sí. Además, creo que los sentimientos más profundos, al no estar anclados al tempo, a la rima y a la métrica, he podido liberarme para determinada temática. Eso no quiere decir que en el rap no me sienta cómodo. Es mi vía principal y ahí voy a seguir.

<b>-Preparas tu noveno disco. ¿Habrá rap y poesía o vuelves de nuevo a la canción?</b>

-Volveré al rap más puro y al rap más mío. La poesía está aquí y se ha quedado en este libro. Ahora toca volver al rap cien por cien.

<b>-Dice García Montero que ‘Hambriento’ es ante todo “un libro que quiere comerse la vida”. ¿Es que el rap lo pone a uno a dieta?

</b>-(Ríe). No. No tiene nada que ver. Tiene que ver conmigo. No me sacio de ninguna cosa. Y de momento, intentando pluralizar con todo lo que hago artísticamente, de alguna manera sacio el hambre.

<b>-Perteneces a esa generación de raperos más ligada a la protesta social, pero no te cierras a sonidos y géneros nuevos, como el trap.</b>

-No me cierro a nada. Pero hay tendencias que llenan más o menos. Yo pertenezco más a la esencia del rap de los 90, que es con la que me quedo, con la que he crecido.

<b>-En 2014 decidiste publicar un disco de ‘slam’, un rap más próximo a la poesía recitada que a los ritmos afroamericanos. O sea, que a los jóvenes, después de todo, lo que les va es el ritmo, la bulla.

</b>-Sí. En muchos de los casos sí, y es el tempo que ellos entienden y con el que realmente sacan un poco más de energía. Pero, bueno, creo que se demuestra cómo la gente acude a la poesía.